POCO A POCO

Cuando Lot se acercó a Sodoma, no tenía idea del error que cometía. Él no llegó hasta allí con intensiones de meterse en Sodoma, él no pensó que su familia completa iba a ser seducida por Sodoma; pero, poco a poco, se fue metiendo en Sodoma, hasta que, un día, ya estaba allí adentro.
Y hay problemas que no aparecen de un día para otro, no es que un día te metiste con la persona equivocada, sino que pasa poco a poco. Son pecados que nos seducen y nos van adentrando en ellos, poco a poco.
En Éxodo 33, Dios le dice al pueblo que sacaría de delante de ellos al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, representativos de pasiones bajas, y añade: Hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra.
Hasta que tu carácter comience a dar frutos, vas a ir tomando posesión poco a poco. Lo que Dios le estaba diciendo al pueblo de Israel era que todo lo que tenía que hacer era dar un paso a la vez, un paso hacia adelante, un paso hacia al frente, tomar posesión, multiplicar lo que tenían delante, y poco a poco podrían vencer todo aquello.
Poco a poco podemos ir ganando terreno. Poco a poco, un día a la vez.
Se entra en problemas, poco a poco; respondiendo a una llamada que no debiste responder, quedándote unos minutos más tarde en el trabajo, cuando no te debiste quedar, teniendo conversaciones con personas que no debiste; pero así también Dios nos guía de su mano, para salir de los problemas.
En Mateo 15, vemos un ejemplo de una persona que fue ganando terreno, poco a poco, un paso firme a la vez. Desde el verso 21, en adelante, se nos narra el momento en que la mujer cananea la implora al Maestro por liberación para su hija, quien era atormentada por un demonio. Jesús la ignoró, y los discípulos le instaban que la despidiera; pero ella insistió. Entonces, Jesús le dijo que él no había sido enviado a ella, y fue entonces cuando ella le dijo que aun los perrillos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos, a lo que Jesús respondió: Mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y dice la Biblia que su hija fue sanada en aquel instante.
Muchos de nosotros, de la primera, si Jesús nos hubiese cerrado la puerta, nos hubiésemos ido, pensando que él no fue enviado para nosotros o que no hace milagros; pero esta mujer insistió. Jesús todavía la insultó un poco más, al decirle que no era prudente dar la comida de los hijos a los perros. Pero replicó que aun de migajas los perros pueden alimentarse.
Esta mujer es ejemplo de alguien que recibió su milagro, alguien que recibió la respuesta, porque fue ganando terreno poco a poco, un paso a la vez.
El pueblo de Dios pudo haber entrado y tomar posesión de aquella tierra en aquel mismo momento, pero pereció en el desierto porque, cuando vieron al cananeo, dijeron: Con eso no nos vamos a mezclar, sin saber que Dios les había dado el poder de ganar aquella tierra. Cuando ellos entraran allí, y comenzaran a multiplicarse, aquel pueblo se iba a extinguir delante de ellos.
Quizás tú has sido atormentado con decisiones del pasado, quizás hoy estás metido en un problema; Dios te dice: Hijo, toma en tus manos lo que te he entregado, presta atención a las cosas de Dios, enfócate, comienza a multiplicar, a ganar terreno, y poco a poco todo eso va a salir de delante de ti.
Vas a ser libre. Poco a poco vas a tener la victoria, vas a poder levantar tu cabeza, vas a poder levantar tus manos. Dios te va a dar la victoria, él está de tu lado. Dios puede transformar todas las cosas, en un momento. 

LA COSECHA CORRECTA

29 Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 mas los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. Isaías 40:29-31
Cuando el profeta habla de fatigarse y cansarse, habla de la fatiga interior, la fatiga del espíritu.  Se refiere a la persona que no tiene espíritu de valentía, que se encuentra falta de vigor, exhausta y no tiene tolerancia. 
Gálatas 6:9, dice: No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 
Pablo enseña cómo debe ser nuestra relación con los hermanos en la fe.  Debemos tener tolerancia, amarlos y restaurarlos.  Enseña que, aún nosotros, hemos tenido en algún momento alguna falta.  Nos advierte que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará – Gálatas 6:7.
El hombre desmaya, no tan sólo por la falta de tolerancia, sino también por la mentalidad errónea de que Dios bendice más a aquella persona que no le sirve.  Hay gente que no tan solo se compara con los hermanos en la iglesia, sino también con los del mundo, pensando que todo les va bien.  Pero todo esto es resultado de la ley de Dios, la ley de siembra y cosecha.
No te compares con los demás; Dios no puede ser burlado.  Asegúrate que no cambies tu mirada, sino que esté puesta en las cosas de Dios, y que estés haciendo lo que hay que hacer.  Sigue hacia adelante, teniendo amor y tolerancia para con los demás, sabiendo que, quizás, han fracasado, pero, en otras ocasiones, fracasarás tú.  Ten misericordia con los demás, para que tengan misericordia contigo. 
Cuando no entendemos esto, la gente se cansa, desmaya.  Cuando le sirves a Dios, tomarás decisiones que quizás no sean perfectas, pero sí las correctas, para que la cosecha en el futuro sea la correcta.

LA CARGA DE JESÚS

28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.Mateo 11:28-30
Jesús habla del descanso en el alma, de la paz mental y espiritual que todo creyente debe experimentar.  Él no habla de remover o liberar las cargas, sino de que intercambies las cargas que te han puesto, por el yugo de Cristo.  El que intercambia sus cargas y acepta las cargas del yugo de Cristo, para él o ella, todo lo que hace, trae satisfacción. 
Pero, en estos versículos, Jesús se refiere a la carga de los religiosos, la carga de la ley.  La carga más grande del ser humano, no es la del gobierno.  Jesús siempre vino a liberar al hombre de la carga de la ley.  La carga de la ley te hace sentir culpable y te hace cargar con responsabilidades y expectativa de resultados que nunca traen satisfacción. 
Muchos no recibieron a Jesús, porque tenían tantas cargas por la ley, que no se dieron cuenta que la carga de Jesús era más liviana.  Por esto Jesús decía: Mi carga no es fácil, pero promete resultados y descanso en tu alma. 
La ley religiosa no produce lo que esperas, ni mucho menos paz.  La ley dice no puedes y tienes que cumplir y, si lo haces, tendrás buena vida.  Esto trae frustración porque, cuando haces lo que dice la ley, y te das cuenta que aun así tienes problemas, lo único que ganas es el sentido de culpa, condenación, pensando que algo hiciste incorrectamente y que por eso no llegan los resultados esperados.  
Entonces, llega la comparación; pensamos: Aquellos que actúan mal reciben buenos resultados, y yo, que hago lo correcto, no recibo buenos resultados.  Esto trae fatiga y cansancio.  No hay descanso en el alma.
Lo que Cristo pide no es fácil tampoco, aunque sea fácil, comparado con las cargas que dan la religión y el mundo.  El yugo de Cristo es amar a tus enemigos, poner la otra mejilla, si alguien te pide algo, darles extra, bendecir al que te maldice, orar por los que te persiguen, cumplir y pagar los impuestos que tengas que pagar.
El cumplir esto, trae paz y satisfacción, trae descanso en el alma, que da fuerzas para seguir hacia adelante, haciendo lo que tenemos que hacer.  Dios busca un corazón presto, listo, que le ame y esté dispuesto a ser obediente. 
Remueve toda amargura y toda condena.  Coge el yugo de Cristo, que es más ligero, porque trae mejores resultados.  No te canses de hacer el bien.  Tolera al que falla.  No te compares; mira hasta dónde te ha traído Dios y lo que está haciendo para darte lo que te ha prometido.  Ama, porque la cosecha será buena.  Verás lo que Él te ha prometido. 

CUARTO DE GUERRA