PASION Y AUTO CONTROL

Una pasión es un sentimiento en toda su expresión, es como cuando te hierve la sangre y haría todo por aquello que siente, la pasión es algo con lo que las personas se identifican todo el tiempo, pues es algo natural en ellas. El detalle de una pasión es que no tiene fundamentos, por tanto es temporal, no dura, pues no tiene de que sostenerse y podemos ver y conocer muchas personas de las que se diga "es muy apasionado", pero veremos que es solo por un rato. 

No sé exactamente que es lo que alimenta las pasiones, pero quiero entender que la atención de la gente es algo que las mantiene vivas, y no tengo autoridad para generalizar, pero entiendo que la pasión se acaba cuando los demás dejan de observar o de ver. Aún en la intimidad, la pasión requiere de atención, toda actividad emocional/pasional tiene la intención de captar la atención de un segundo. 

Esto no quiere decir que las pasiones sean malas, son simple y sencillamente parte de la idiosincracia del hombre, pero a su vez son las que le han generado un montón de problemas a causa de su ímpetu y de su falta de fundamentos. Luego hay quienes nos tratan de confundir con el lenguaje, hace algunos años alguien llamó a la historia de lo que Dios hizo por nosotros "La Pasión de Cristo" y lo puso por nombre a una película, haciéndonos entender que lo que Jesús hizo por nosotros fue un arranque de emoción, como si no hubiera estado planeado desde antes de la creación del hombre. 
Insisto, no quiero decir que las pasiones sean malas, sólo debemos de tener cuidado con ellas, para que no nos dominen y no vayan a causarnos problemas. Por medio de la Biblia aprendemos que nuestra alma contiene nuestros pensamientos y nuestros sentimientos y que por medio del confesar a Jesús nuestro Señor y salvador recuperamos nuestro espíritu que es lo que nos ayuda a escuchar la voz de Dios, y nuestro papel y objetivo es que nuestro espíritu domine a nuestra alma, es decir que lleguemos al grado en el que lo que escuchamos de Dios sea mas fuerte y tenga mas peso que lo que sentimos y lo que pensamos. 

Lamentablemente solemos tener fe basados en lo que sentimos y no en lo que sabemos de Dios, es por ello que Dios nos previene y nos habla en la carta a los Hebreos (Heb. 11:1) sobre lo que es la fe, para que no nos confundamos, una vez entendido esto, no habrá nada que se ponga entre nosotros y lo que Dios tiene planeado. 

2 Timoteo 2:22 nos dice "Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor", y con pasiones juveniles no se refiere a solo aquellas pasiones que tienen que ver con nuestra sexualidad, sino nos recuerda que en nuestra juventud pasamos por un proceso hormonal, en el que nuestros sentimientos nos gobiernan y nos desenfrenan, y la cita de Timoteo se refiere a que tengamos cuidado con comportarnos de esa manera, a que tengamos siempre la cabeza fría, para que tomemos siempre buenas decisiones. 
Note como la cita nos habla de que tenemos que pensar siempre en la justicia (la justicia es el cumplimiento de la palabra de Dios), la fe (en lo que está escrito), en el amor (que es una decisión racional y no una emoción) y la paz (que es la consciencia de que Dios tiene el control de todas las situaciones) en vez de dejarnos gobernar por lo que sentimos, como si fuéramos jovencitos. 

El Padre nuestro nos habla de que pidamos a Dios que no nos deje caer en la tentación, la tentación es a su vez un sentimiento, y para que pueda tentarnos, debe de ser un sentimiento muy intenso que nos gobierne, es justo aquello de lo que estamos hablando, por tanto al declarar que estamos dispuestos a que Dios nos libre de la tentación, estamos declarando que estamos dispuestos a escuchar su voz tan fuerte, de modo que seremos inmunes a lo que sentimos y actuaremos en base a lo que escuchamos, interesante, no? 

Si usted pretende orar conforme al Padre nuestro, esta entrando en la dimensión de lo racional y en donde dejará de repetir una frase que Jesús le enseñó, para empezar a actuar basado en lo que Dios habla a su oído todo el tiempo y que tiene un reflejo perfecto en la palabra de Dios.

¿DE QUE HABLA NUESTRA BOCA?

"...De la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34, NVI).
¡Qué expresión tan exacta utilizó Jesús en este pasaje para definir los dichos de las personas! No es necesario hacer un análisis de oratoria para descubrir lo que alguien atesora en su interior. Por más elocuente que sea una persona para persuadir, convencer o deleitar con sus palabras, siempre quedará su discurso enmarcado en esa verdad enunciada por Jesús.
Si nos detuviéramos alguna vez a escuchar con atención a los demás y a nosotros mismos, posiblemente nos sorprenderíamos de lo escuchado. Por ejemplo, no debería extrañarnos que cuando alguien menciona reiteradas veces al dinero y a las cosas materiales en sus conversaciones (aunque niegue su apego al mismo), tenga amor al dinero y avaricia en su corazón. Si bien el caso del ejemplo se podría decir que es fácil de reconocer, observemos a continuación otros ejemplos, los cuales muchas veces están revestidos de religiosidad:

  • Un corazón manipulador bien maquillado con una sonrisa y modos piadosos que, bajo frases tales como: "nadie me comprende", "tú no entiendes lo que quiero decir", "no has interpretado correctamente mis palabras", trata de imponer su parecer y, a veces, sus caprichos.
  • Doble discurso.
  • Vocabulario prolijamente cuidado dentro del ámbito de la iglesia y descuidado en el trabajo, en la familia, etc. "...Ninguna fuente puede dar agua salada y dulce" (Stg 3:12, RVR 1960).
  • Palabras soeces y de mal gusto. Groserías. "Eviten toda conversación obscena" (Efesios 4:29, NVI).
  • Expresiones tales como: "Te envidio sanamente", sabiendo que la envidia es un deseo de la carne y que está contra el Espíritu (Gálatas 5:16-21).
  • Hablar mal de otras personas deliberadamente con malicia o bien para resaltar la propia piedad en detrimento del otro. "...Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener..." (Romanos 12:3, NVI).
  • Hablar siempre de uno mismo y hasta llegar a ponerse de ejemplo.
  • Mentir. "Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios" (Col 3:9, NVI).
  • Adular a otros para ser aceptado y conseguir algún fin.
  • Comentarios negativos y de desánimo. "Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno" (Col 4:6, NVI).
  • Exageración en los dichos (aquí no se hace referencia a la figura literaria 'hipérbole'). "Cuando ustedes digan 'sí', que sea realmente sí; y cuando digan 'no', que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno" (Mateo 5:37, NVI).
  • Explosiones de ira. "Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno" (Col 3:8, NVI).
Por supuesto que la lista anterior podría extenderse mucho más, pero el objetivo aquí no es hacer una lista de pecados, sino poder reflexionar acerca de lo que decimos y escuchamos. La Biblia nos advierte en varios pasajes acerca de la importancia de cuidar nuestra lengua y de las consecuencias que provoca no hacerlo, por eso debemos ser custodios de nuestras palabras y pedirle al Señor que nos fortalezca en aquello que nos cuesta (por ejemplo: chismes, burlas, mimetismo con el vocabulario del mundo, etc.).
Para concluir, el apóstol Pablo en Efesios da un sabio consejo, que lejos de ser un listado de términos religiosos a repetir, es más bien la expresión natural que debería fluir de una fuente llena del Espíritu Santo: "...que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan" (Efesios 4:29, NVI).