NO CREA UNA MENTIRA


Santiago 5:19-20 nos advierte que el error conduce a la muerte: “Hermanos, si alguno de vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que hace volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados”. Desde el momento en que corregimos una mentira o rehusamos aceptarla, estamos luchando contra la multiplicación del pecado. En cambio, si permitimos que la mentira prolifere, vamos a ver los cadáveres cayendo, espiritualmente, a nuestro alrededor.

Pienso en el cuento para niños del escorpión y la rana. El escorpión le pidió a la rana que lo ayude a cruzar el río. La rana, reacia, temiendo el aguijón mortal, trató de rehusarse cortésmente, pero al final fue convencida por las palabras elocuentes del escorpión. En medio del río, éste le clava el aguijón. “¿Por qué hiciste eso? ¡Ahora ambos vamos a morir!”, gritó la rana mientras sentía el veneno quemar su cuerpo. El escorpión contestó: “Pero el aguijonear está en mi naturaleza”. Destruir está en la naturaleza de Satanás.

Tal vez usted esté leyendo esto y hasta haya rehusado el regalo de la salvación que Cristo le da gratuitamente. Tal vez ha vivido por años, proclamando ser cristiano, pero interiormente sabe que nunca ha habido un verdadero cambio en su vida. Si éste es su caso, repita ahora esta oración:

Señor, perdóname por creer tanto tiempo una mentira. Ahora creo que sin Cristo estoy perdido. Recibo su muerte y su resurrección como mi única esperanza. Acepto a Jesús como Señor y Salvador de mi vida. En el nombre de Jesús, amén.*

MENSAJE INCOMPLETO?


Hasta donde recuerdo, el mensaje de la Iglesia ha sido la salvación de las almas. Se organizan maravillosas cruzadas de evangelización para traer multitudes a Jesús. El evangelismo también es llevado a las calles, cuando la gente normal invade nuestras ciudades y aprende a compartir las buenas nuevas del perdón de Dios para todos. Posiblemente la belleza del mensaje nos ha adormecido con respecto al resto de nuestra tarea. Hay más que eso. Jesús nos enseñó claramente que debíamos predicar el mensaje del Reino a toda nación antes del fin (ver Mateo 24:14). Ese mensaje revela el Reino a través de los milagros.


El mensaje de salvación está contenido en el evangelio del Reino. Las buenas nuevas del Reino son que la proclamación del dominio de Dios está en vigor ahora. El Reino es el dominio del Rey. El mensaje del Reino es el mensaje del dominio del Rey, que está en vigor aquí y ahora. Y cuando Jesús proclamaba este mensaje, milagros le seguían. Los milagros eran el resultado físico del cumplimiento de su dominio. “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 9:35). El mensaje correcto atrae el poder de Dios, ya que a Él le encanta confirmar su Palabra. El mensaje de salvación no estaría tan incompleto si fuera predicado como Dios lo planeó. En la actualidad, salvación significa que “nuestros pecados pueden ser perdonados”. Si no hubiera más que eso, de todos modos valdría la pena. El perdón sigue siendo el milagro supremo. Pero afirmar que hay más que el mensaje, no le resta importancia al perdón. Sino solamente que Dios planeó más. Jesús dijo: “Porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas” (Lucas 9:56). La palabra salvar en el original griego es la palabra sozo. Se refiere específicamente al perdón del pecado, a la sanidad de la enfermedad y a la liberación del tormento. Eso es salvación. Jesús nos proporcionó lo que necesitábamos para salvar a la persona por completo: espíritu, alma y cuerpo.

• Espíritu: perdón

• Alma: liberación

• Cuerpo: sanidad

El evangelio de salvación está pensado para tocar a la persona por completo. Otra observación de esta verdad procede del estudio de la palabra mal como se encuentra en Mateo 6:13: “Mas líbranos del mal”. La palabra mal representa toda la maldición de pecado que está sobre el hombre. Poneros es la palabra griega para mal. Provino de la palabra ponos, que significa “dolor”. Y esa palabra provino de la raíz penes, que significa “pobre”. Esto es lo que Jesús vino a destruir: el mal y el pecado; el dolor y la enfermedad; y la escasez y la pobreza. Jesús destruyó el poder del pecado, la enfermedad y la pobreza a través de su obra en el Calvario. Adán y Eva vivieron sin pecado, sin enfermedad y sin pobreza en el huerto. Ahora que somos redimidos y restaurados al propósito original de Dios, ¿debemos esperar menos? ¿Especialmente cuando lo que Jesús llevó a cabo es un mejor pacto?

Jesús, nuestro Salvador, vino pensando en el dominio. Esto ya fue aclarado: “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8). Debido a que a menudo vemos las obras del diablo en la destrucción evidente de la vida de la gente, es lógico que Jesús viniera a destronar al enemigo de su lugar de control e influencia.

En la actualidad, la gente a menudo es salva al repetir una oración, pero no les sucede mucho más para establecerlos en una relación con Aquel que realmente los hace libres y los hace una nueva criatura. Estos convertidos a menudo viven con tormento y aflicción, algunos de ellos durante años, y algunos otros para toda la vida. Una salvación más completa desde el principio, le da a la persona un mayor impulso hacia la relación que Dios planeó. ¿Recuerda al hombre que fue sanado en la puerta la Hermosa? La Escritura nos dice que él caminó, saltó y alabó a Dios. Fue transformado en todas las áreas. Fue sanado físicamente: caminó. Fue sanado emocionalmente: saltó. También fue sanado espiritualmente: alabó a Dios (ver Hechos 3:1–10). Recuerdo haber hecho un llamado al altar hace años un domingo en la mañana. Ese día se acercaron muchas personas.

Un muchacho sobresalía. Él tenía un gran dolor y había llegado caminando al servicio con un bastón. La enfermedad le había robado la capacidad de caminar sin ayuda. Él estaba tan impactado con la convicción de rendirse a Cristo, que respondió rápidamente para dirigirse hacia el altar y orar con nuestros siervos de oración (a los cuales los llamamos nuestros obreros del altar). No se dio cuenta sino hasta después de recibir a Cristo de que había dejado su bastón en el asiento. En realidad fue sanado mientras se acercaba para recibir el amor de Dios en perdón. La salvación que se llevó el poder del pecado, también destruyó la aflicción de su cuerpo. ¡Él fue salvo y no había nada incompleto al respecto!

OFERTAS ESPIRITUALES

Siempre que hablamos de oferta se encuentra involucrada una demanda y detrás de toda demanda existe una necesidad insatisfecha que esa oferta intenta cubrir. Según Lawrence J. Crabb, psicólogo y conferencista cristiano, el hombre posee dos tipos de necesidades. Las existenciales o primarias y las necesidades no existenciales. Estas últimas refieren al deseo legítimo de relacionarnos de manera profunda con otras personas, sentirnos amados respetados y apoyados por nuestro prójimo. También involucran necesidades de lo más banales como así también otras de crucial importancia, como por ejemplo el deseo de disfrutar de una buena película o que el último estudio médico confirme salud y no enfermedad.


Por su parte, las necesidades existenciales o primarias son aquellas que afectan a lo más profundo y elemental de nuestro ser, y que no encuentran satisfacción en ninguna otra persona o cosa sino que sólo Dios puede llenar. Son aquellas que hacen que la vida tenga sentido y valga la pena ser vivida. Hemos sido creados para tener comunión con alguien que todo lo puede, en quien somos aceptados en amor incondicional y que nos provee de la fuerza y la seguridad que necesitamos para enfrentar la vida.

Cuando este tipo de necesidad no es apaciguada en el Dios de la Biblia, genera un vacío en el interior del ser humano impulsando una demanda que busca encontrar ese algo o alguien que acalle la sed y el dolor de su alma.

Es precisamente a este tipo de necesidad existencial y espiritual
a la que apuntan la mayoría, por no decir todas, las ofertas espirituales que invaden nuestro mundo desde que el hombre existe como hombre sobre la faz de la tierra.

La invasión de las religiones orientales en occidente, el ocultismo y el movimiento de la Nueva Era entre otros, ofrecen al hombre de hoy una paleta amplia y multiforme en materia de ofertas espirituales. Todas estas propuestas, aparentemente variadas y hasta en algunos casos contradictorias provienen todas de una misma fuente común. De la misma manera en que un prisma refleja un único haz primario de luz en diferentes colores, todas las ofertas espirituales no son más que variaciones de una misma fuente con un lema común: “Ser como Dios”.

Esto en realidad no debería extrañarnos, pues este mismo argumento fu
e el que la serpiente le presentó a Eva en el episodio de la tentación relatado en Génesis 3, y la misma causa de su propia caída.

Lothar Grassman, predicador y escritor cristiano, lo describe de manera muy clara y didáctica en su libro: “Ocultismo, Religiones Orientales y Movimiento de la Nueva Era” al comparar los postulados de las ofertas espirituales con las artimañas de la serpiente al tentar a Eva en el Jardín del Edén. Inspiradas en el engaño satánico, la doctrina de base tiene congruencia con las cuatro mentiras de la serpiente:


Primera mentira: Negar la autoridad de la palabra de Dios.
Presentan un Dios impersonal, una especie de energía cósmica, una fuerza presente en la creación. Dios está en todo, aún en nosotros mismos. Un Dios que forma parte de lo creado es un Dios relativo que no puede darle al hombre mandatos ni normas, tampoco puede salvarlo. “¿Así que Dios les ha dicho a ustedes que no coman de ningún árbol del huerto?” Gen. 3:1

• Segunda Mentira: Negación de lo definitivo de la muerte
Intenta devolver cierta seguridad a quien pasa por alto la veracidad de la Palabra de Dios. Esta mentira está muy bien solapada en una enseñanza no comprobable que lleva a la perdición: la reencarnación.
La reencarnación consuela a aquél que no sabe qué hacer con su culpa y huye de Dios, no aceptando la solución provista en Cristo Jesús. Siempre tendrán una nuev a oportunidad en una nueva vida. “No morirán. Dios bien sabe que el día que ustedes coman de él, se les abrirán los ojos…” Gen. 3:4

• Tercera Mentira: Afirmación de que el hombre posee naturaleza divina.
Esta constituye la mentira central de Satanás. Según esto, el hombre no fue creado a imagen de Dios sino que es como Dios mismo. Un Dios energía que está en todo puede ser despertado en uno mismo, tomando contacto con esa fuerza puede ser utilizada como mejor convenga. Riquezas, éxito, salud, y la solución a todos los problemas de la humanidad ya no constituyen metas inalcanzables.
“«…y serán como Dios…” Gen. 3:5

• Cuarta Mentira: Afirmación de que el hombre posee conocimiento divino.
El hombre puede alcanzar un estado superior de “iluminación” y de esta manera crearse su propio mundo, su propio universo, en donde él mismo gobierna como dios que todo lo sabe. “…se les abrirán los ojos … y serán c onocedores del bien y del mal.” Gen. 3:5

Cuando el hombre rechaza la autoridad de la Palabra de Dios como medida de verdad queda indefenso, se vuelve incapaz de distinguir entre verdad y mentira. Y esto se cumple en la vida de millones de personas hoy, que han creído a la serpiente y buscan satisfacer en sus ofertas la sed de sus almas.

Cuando nos abrimos a prácticas ocultas para alcanzar lo que creemos nos dará felicidad: conocimiento, sanidad, influencia, poder, porvenir o cubrir cualquier otro déficit, Satanás y sus demonios ganan poder e influencia sobre nuestras vidas. Cuando damos credibilidad a sus propuestas y accedemos a sus ofertas le abrimos al enemigo una puerta que sólo Cristo puede cerrar.

Y esta es la buena noticia en todo esto: Cristo es vencedor sobre todo principado y potestad y tiene autoridad y poder sobre el mundo espiritual (1 Pedro 3:22).
“Precisamente para esto ha venido el Hijo de Dios: para deshac er lo hecho por el diablo.” (1 Juan 3:8)

No busquemos satisfacer nuestras necesidades más elementales en ningún otro Dios que no sea el Dios de la Biblia, en ningún otro Cristo que no sea el Hijo de Dios hecho hombre, único camino a Dios y el único en el que Dios ha provisto salvación para la humanidad. La paga del pecado es la muerte nos enseña la Biblia, Jesucristo ya pagó con su sangre nuestra deuda, en Él y sólo en Él somos reconciliados con el Padre, en él llenamos el vacío que quedó en nuestras almas el día que decidimos dar crédito a la serpiente.

Si el enemigo ha irrumpido en tu vida, debes saber que hay un Dios que te ama que envió a su Hijo a la cruz para que tú puedas ser libre y puedas encontrar la paz que tanto anhelas. Jesucristo te llama a ti hoy: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán d escanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.” (Mateo 11:28)

Si necesitas ayuda puedes escribirnos a quehicistecuando@iglesialatina.org

Otros pasajes para tener en cuenta:

• Mateo 7:15-23
• I Juan 4:1-3