MENTIRAS QUE ROBAN, VERDADES QUE SANAN


  • Nuestra vida esta rodeada de mentiras y verdad. Cuales predominan más en nuestra vida? Desde niños personas significativas han dicho de nosotros mentiras y verdades, Lo que somos y como operamos se determina por que es lo que estamos creyendo.
  • Muchas personas funcionan en la vida como producto de mentiras que les han robado la bendición de su vida. La Biblia esta llena de verdades que redimen. Efesios 2:10 dice: “ Somos hechura suya creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Necesitamos permitir que la verdad de Dios sea la que nos rescate de los pozos de mentiras donde hemos estado por muchos años. Muchos han estado en el pozo de la depresión, el suicidio o las adicciones sexuales por las mentiras que el mismo infierno ha vertido sobre ellos.
  • MENTIRAS QUE ROBAN
  • En la siguiente lista de creencias, ponga un círculo a aquellas que ocurren como verdad durante su charla de identidad.

1. No necesito a nadie.
2. No puedo confiar en alguien.
3. Si yo no estoy en control, algo malo ocurrirá.
4. Soy una víctima.
5. Soy un caso especial.
6. Soy superior a otros.
7. Si soy vulnerable, seré lastimado.
8. Si dejo que otros vean mi vulnerabilidad, ellos me despreciarán.
9. Soy una persona mala.
10. Soy un fracaso en la vida.
11. Soy estúpido.
12. Soy inútil.

13. Soy imperfecto en alguna manera.
14. No puedo rivalizar sin drogas, alcohol, sexo y/o comida.
15. Tengo que ser necesitado.
16. Las reglas no son aplicables para mí.
17. Las personas son prescindibles y están ahí solo para ayudarme.
18. Las personas me demuestran que me quieren dejándome tener mi propia manera.
19. Soy inferior a otros.
20. No importa lo qué haga, no creo que me lastimaré.
21. Todos se vuelven contra mí.
22. Mi valía está basada en lo bien que yo me desempeño
23. Si dejo que las personas me conozcan, a ellos no les gustaré.
24. Dios realmente no me quiere tanto como El ama a otras perso
nas.
25. Dios realmente no está ahí cuando yo lo necesito.
26. La vida debería ser más justa de lo que es.
27. No puedo confiar en las personas con autoridad.
28. No merezco ser feliz.
29. No nunca puedo cambiar, así que ¿para qué tratar?
30. El cambio es malo.
31. Pedir ayuda es una señal de debilidad.
32. No debería necesitar a otras personas.
33. Dios y yo podemos sanarnos y eso es todo lo que necesito.
34. Si yo soy perfecto, las personas me aceptarán.
35. Nunca seré exitoso.
36. Estoy completamente solo.
37. No me merezco buenas cosas.
38. Soy responsable del dolor de otros.
39. Cuando cosas malas ocurren, es mi culpa.
40. Mis necesidades no son tan importantes como las de otros.

41. Soy una desilusión para mi familia, para Dios etc.
42. Cualquier cosa que haga, no seré lo suficientemente bueno.
43. Si me pongo bien, todos me dejarán.
44. Si me voy, todo se vendrá abajo.
45. Siempre estaré solo.

  • Cuales de estas mentiras te han robado la bendición de verse victorioso en la vida? En Juan 10:10 Jesús dijo: “ El ladrón vino para matar, hurtar y destruir, más yo he venido para que tengan vida. Necesitamos en la vida detenernos y no permitir que Satanás nos siga roban la calma, la victoria y la felicidad. Recordemos que Jesús para que vivamos abundantemente y son Sus verdades que sanan o que nos levantará.
  • Las Verdades que Sanan
  • ¿Quien Soy en Cristo? Mi posición en Cristo.
  • He sido trasformado del dominio de la oscuridad al el reino de la luz (Col. 1: 13).

• He muerto, y mi vida ahora está escondida con Cristo en Dios (Col 3:3).
• Aunque antes estaba lejos de Dios, he sido acercado por la sangre de Cristo (Efesios 2: 13).

• He sido comprado con un precio (1ª Cor. 6: 20) y le pertenezco a El (1ª Cor. 3: 23).
• Soy una nueva criatura (2ª Cor. 5: 17).
• No he recibido un espíritu de esclavitud que me conlleve al miedo sino un espíritu de adopción como hijos de Dios (Rom. 8: 15).
• He sido hecho vivo con Cristo y resucitado con El y sentado con El en lugares celestiales (Efesios 2: 5 – 6).

  • ¿Y el pecado?

• He muerto con Cristo y soy libre del poder del pecado (Rom. 6: 7 – 8).
• He sido crucificado con Cristo. Ya no soy yo el que vive sino Cristo vive en mí. La vida que vivo en el cuerpo, la vivo por la fe en Jesús (Galatas. 2: 20).
• Estoy muerto al pecado pero vivo para Cristo Jesús (Rom. 6: 11).
• El pecado ya no tiene dominio sobre mí, porque no estoy bajo la ley sino bajo la gracia (Rom. 6: 14).
• Cristo me rescató de la maldición de la ley (Galatas. 3: 13).
• He crucificado la carne en Cristo Jesús. Ya no tiene autoridad sobre mí (Galatas. 5: 24).

  • Mis palabras versus la Justicia de Cristo

• He sido salvado a través de la fe, no como consecuencia de obras (Efesios 2: 8-9).
• Ninguna obra que haga puede justificarme ante Dios (Rom. 3: 20).
• Estoy revestido con la Justicia de Dios en Cristo (Galatas. 3: 27).
• Soy elegido de Dios y soy santo y amado (Col. 3: 12).
• Soy perfecto en Cristo y estoy siendo hecho santo por él (Heb. 10: 14).

  • Cristo en mí

• Soy el templo de Dios; el espíritu de Dios vive en mí (1ª Cor. 3: 16).
• Tengo la mente de Cristo (1ª Cor. 2: 16).
• Tengo dones espirituales, dados a mí por el Espíritu Santo (1ª Cor. 12: 7).
• En El, he sido hecho completo (Colosenses 2:10).

  • Cuando las pruebas vienen en mi camino

• Tengo la victoria a través de mi Señor Jesús (1ª Cor. 15: 57).
• Nada puede separarme del amor de Dios (Rom. 8: 38 – 39).
• Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo (1ª Jn. 4: 4).
• Dios está conmigo (Rom. 8: 31).
• Sé que mi trabajo no es vano en el Señor (1ª Cor. 15: 58).
• Dios siempre provee una vía de escape en la mitad de mi tentación, así que puedo soportarlo (1ª Cor. 10: 13).

  • Si vale la pena en la vida intercambiar las mentiras que nos han robado por las verdades que nos han sanado.
  • Determine hoy permitir que la Verdad te libere de cualquier depresión, ansiedad, baja autoestima o cualquier adicción y Vive solo para Dios.

FORTALECE TU VOLUNTAD Y SE VALIENTE


Dios nos ha dotado de un cuerpo, alma y espíritu. El alma está compuesta por la mente, las emociones y la voluntad. La mente se alimenta de las ideas, el conocimiento para desarrollar la inteligencia. Las emociones pueden ser positivas o negativas, desde una simple sorpresa hasta la ira, de felicidad o de odio, miedo o valentía. En tanto que la voluntad juega un papel sumamente importante, su participación determinará nuestro éxito o nuestro fracaso en la vida.

Fortalecer la voluntad requiere de determinación, perseverancia, no darse por vencido. Exigirse a si mismo aquello que se ha propuesto realizar. El levantarse a cierta hora por la mañana, o cumplir una meta, realizar una carrera profesional, leer un libro completo. Seguir rigurosamente un régimen alimenticio. Retirarse de determinadas compañías que no edifican. Proponerse a incorporar nuevo vocabulario a su léxico. Cambiar de hábitos. Realizar ejercicio. Etc.

Cuando la mente, las emociones y la voluntad trabajan juntas, forman un equipo poderoso. Ya que la mente sugiere, la emoción anima y la voluntad empuja. Si la mente sugiere estudiar con ahínco, la emoción acelera la adrenalina, en tanto que la voluntad se encarga de impulsar los motores. Caso contrario; la mente sugiere estudiar, la emoción dice ¡!si!! pero la voluntad contesta “mañana”. La voluntad no fortalecida puede ser lo suficientemente persuasiva para retirarte de tu propósito.

No en balde la Palabra de Dios nos demanda fortalecer la voluntad, porque será la que nos ayude a vencer en los momentos de debilidad.

“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, nos da claro ejemplo de la urgente necesidad de perseverar en el ejercicio del músculo de la voluntad.
Una vez desarrollado se verá fortalecido, lo cual producirá sintomáticamente valentía al saberse “equipado”.

Eclesiastes. 2.2. Fortalece tu voluntad y sé valiente, para no acobardarte cuando llegue la calamidad.

LA FLOR DE LA HONESTIDAD


Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en un Reino lejano, un Príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado Rey, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.

Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe, pero pensaba que su hija no estaría a la altura del desafío. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración.

Sin poder creerlo le preguntó: "¿Hija mía, qué vas a hacer allá?

Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza, sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura".

Y la hija respondió: "No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Todo parece indicar que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca de mi amado Príncipe. Esto me hará feliz"

Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el Príncipe anunció el desafío: "Daré a cada una de ustedes una semilla, aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses, será escogida por mí, esposa y futura Reina".

La propuesta del Príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, además de las costumbres, amistades, relaciones, etc.

El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, pero cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado.

Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado.

Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del Príncipe por unos momentos.

En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas, tamaños y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella.

Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado. Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa.

Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma el Príncipe explicó: "Ésta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en mi Esposa y Reina: La flor de la honestidad, todas las semillas que entregué eran estériles".

Maravilloso relato, ¿no?. En tiempos donde lo importante parecen ser los resultados, los logros, el éxito, lo visible, cultivar el valor de la honestidad parece un valor perdido, el cual casi hemos olvidado, somos capaces de inventar los más variados argumentos para excusarnos, por no decir me equivoqué, para ser humildes y reconocer que otros tienen la razón, o para decir no sé acerca de esto.

Opinamos sobre todo, juzgamos a todos... La "viveza", hoy en día comparada con la habilidad, se ha convertido en un valor, encubriendo la mentira, el engaño, la falta de honestidad para con nosotros mismos y los demás. La verdad, la sinceridad, la humildad... no son virtudes exacerbadas en las comiquitas para niños, ni en las publicidades para adultos.

Nuestra sociedad ha confundido el significado de la palabra ÉXITO.

Si he terminado mi día siendo leal a mí mismo, sin traicionar mis creencias, mis sentimientos y apegándome a los principios expuestos por el Dios al cual digo servir, para quedar bien u obtener resultados... ése ha sido un día de éxito. Puedes hacer de este, un día exitoso... De ti depende."

1 Timoteo 2:2
Vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.

1 Corintios 7:35
Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.