TUS PENSAMIENTOS SE REFLEJAN EN TUS ACTITUDES


Llena tu mente con pensamientos buenos y honestos que te guíen a un destino de bendición.


Mis pensamientos serán vuestros pensamientos


Es importante hacer tiempo para pensar, al igual que lo hacemos para otras cosas cotidianas como caminar, bañarnos y trabajar. Pensar es inevitable, lo hacemos todo el tiempo e inconscientemente, pero es necesario tomar conciencia de ello y aprender a hacerlo, porque a pensar se aprende. Así como tenemos un lugar favorito para comer, debemos buscar un lugar agradable para pensar y meditar. Tómate un tiempo para estar a solas, conocerte y pensar en lo que piensas. Reflexiona si es correcto, positivo y optimista lo que tienes en mente o si debes renovarte. Nuestra vida sería distinta si pensáramos diferente. Leer la Biblia me sirve para analizar mis pensamientos. Hago anotaciones y saco ideas porque de esa forma aclaro mi mente y tomo conciencia de lo que pienso. Así he aprendido a descubrir cuando tengo grandes o pequeños pensamientos, o cuando soy pesimista y manejo mal el estrés. Mis notas me revelan aquello que pienso y puedo mejorar. Te invito a hacer el ejercicio, muchas veces escuchamos Palabra pero no sabemos cómo aplicarla en nuestras vidas, así que tomarse el tiempo de escribir algunas ideas prácticas es valioso.


Paz que sobrepasa todo entendimiento


Filipenses 4:6-7 aconseja: Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
La promesa de paz del Señor es gloriosa pero para cumplirla debemos tener entendimiento que pueda sobrepasar. Es como los pensamientos sobre los que puede hacer mucho más abundantemente. Siempre debemos darle la materia prima para Su obra. Hay que tener pensamientos de bien que multiplique y entendimiento que Su paz pueda sobrepasar.

Filipenses 6: 8-9 continúa con el consejo: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.
La Biblia provee el listado de cosas sobre las que debo pensar. Si piensas en lo que tiene virtud, el Dios de paz estará contigo, pero si piensas en todo lo contrario, el Dios de paz no te acompañará. La presencia del Señor está condicionada por nuestros pensamientos, por eso es tan importante aprende a pensar. Dios no vive con mal pensados, no conversa y no se junta con ellos. Tus buenos pensamientos favorecen la cercanía del Señor porque Él no es un mal pensado. Imagina qué terrible hubiera sido el mundo creado por un tacaño y desconfiado. El universo no sería infinito sino pequeño, si te hubiera creado de la forma como se ha pensado últimamente, tendrías un ojo y no dos porque sería “suficiente”, si te hubiera creado con la falsa humildad que algunos profesan, tendrías sólo un riñón y un solo cabello y no miles de ellos. Además, el océano sería un charco, la guacamaya sería blanca con negro y el león no tendría melena. No hubiera puesto oro debajo de la tierra, ni la creación sería maravillosa. Dios es inmensidad y abundancia, no escatima en nada, te hizo único, no en serie para ahorrarse tiempo o esfuerzo; cuando te perdona, aleja tus pecados como el oriente del occidente y por amor entregó a Su único Hijo.

Busquemos imitarlo en Sus infinitos pensamientos de bien, eduquemos nuestra mente para no ser mal pensados, creer siempre lo bueno y no lo malo. Solamente de esa forma lograremos salir adelante. La presencia de Dios no puede caminar con quienes se dejan dominar por malos pensamientos. Aprende a pensar bien, especialmente de Él que es bueno y generoso.


Pensamientos, caminos y destinos


Isaías 55:6-7 nos pide: Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
Está bien que interpretemos este pasaje como la búsqueda de Jesús que es el camino, la verdad y la vida, pero podemos ir más allá. Descubre que aún cuando ya aceptaste al Señor y has dejado el camino al infierno, puedes mejorar tu nuevo camino pensando como Dios lo hace. Si ya dejaste el adulterio, las drogas y los pecados que te alejaban de la ruta hacia la vida eterna, ahora busca mejorarla y recorrer aquella de la perfecta voluntad del Padre. Los pensamientos depresivos, la falta de interés y pesimismo también te alejan de la vida que el Señor deseó para ti y aunque ya eres salvo te alejan de Sus pasos.
Cuando escoges carrera profesional y estudias para ser ingeniero o médico o lo que desees como tu destino, inicias un camino que te conducirá a ese objetivo. Es así como vemos que un pensamiento te lleva a escoger un camino que marca tu destino. Todo está relacionado y no hay excusas. Así como tomas un taxi o un avión con la clara idea de hacia dónde te diriges, así debes tener muy claro hacia dónde te llevan tus pensamientos. Recuérdalo, nuestros pensamientos determinan nuestros caminos y destino. Tienes un destino eterno ante la presencias de Dios pero tu destino en la tierra depende de ti y lo que tienes en tu mente.

En Isaías 55:8-9 (versión Biblia al Día) Dios nos dice: Este plan mío no es como el que ustedes trazarían ni mis pensamientos son como los suyos. Porque así como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos y mis pensamientos son más elevados que los suyos.
Dios piensa en grande, sus pensamientos son altos, mucho más que los nuestros. No lo dice como un reproche sino como un reto y motivación. Debemos imitarlo porque somos Sus hijos y herederos. Tenemos la capacidad para hacerlo, por eso nos lo pide. Nuestros pensamientos deben ser altos para que nuestro camino y destino también lo sean. Dios tiene grandes planes para cada uno.

Vida nueva con pensamientos nuevos


Romanos 12:2-3 (versión Biblia al Día) nos advierte: No imiten la conducta ni las costumbres de este mundo; sean personas nuevas, diferentes, de novedosa frescura en cuanto a conducta y pensamiento. Así aprenderán por experiencia la satisfacción que se disfruta al seguir al Señor. Como mensajero de Dios les advierto: No se consideren mejores de lo que son; valórense de acuerdo al grado de fe que Dios les ha permitido.
Dios nos promete frescura y satisfacción. ¡Qué glorioso! Pero no hay forma de disfrutar la vida en el Señor si los pensamientos no cambian. Imagina que Dios se te aparece en este instante y te dice que tiene Su voluntad de bien, agradable y perfecta, dispuesta a obrar en ti mañana mismo y lo único que te pide es que cambies tu forma de pensar. Seguramente harías cualquier cosa por tener tu mente renovada en 24 horas. Yo lo haría si dudar. Si de mi mente depende recibir Sus bendiciones, no comería ni dormiría, meditaría en Su palabra sin cesar preparándome para recibirle.

Piensa en lo que has pensado últimamente. Mientras más piensas en lo negativo más se ha multiplicado la angustia y el temor. El miedo, ansiedad, afán e inseguridad te dominan por lo que piensas. Las malas actitudes son síntoma de que estamos pensando mal. No lo dejes para otro día, cambia ahora el contenido de tu mente, renuévalo, cambia lo que piensas. Eres parte del cuerpo de Cristo aunque no lo tengas físicamente, pero la Palabra dice que tenemos Su mente que es suficiente para ser como Él, ¿qué más quieres? Ahora falta que metas dentro de esa mente Sus pensamientos altos y agradables, desechando los tuyos pequeños y desagradables. Dios nunca ha llevado al éxito a alguien que piense mal de sí mismo o de su entorno. Vive cómodo contigo mismo, ámate y valórate porque pensar bien de ti es el punto de partida para pensar bien de todo lo demás. Demuestra que confías en ti para que Dios también lo haga y te renueve. Disfruta la voluntad de Dios agradable y perfecta renovando tu forma de pensar.

Salmo 1:1-2 nos motiva: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
Un consejo es un pensamiento. Cuando pedimos consejo preguntamos: ¿dime qué piensas? Sigue el consejo de la Palabra y recorrerás mejores caminos. Muchos llevan una vida tan convulsionada y ansiosa porque no se detienen a pensar lo correcto, sólo piensan a la carrera, sin meditar a profundidad. Meditar es pensar en algo hasta que absorbe la totalidad de nuestra imaginación y sentimientos. No es cerrar los ojos y decir un mantra sin sentido sino interiorizar nuestro ser hasta que seamos capaces de visualizar como real aquello que pensamos e imaginamos. Hay que detenerse a meditar sobre nuestros pensamientos y sentimientos para que cambien y sean de bien.
Salmo 1:3 continúa prometiendo: Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
A quienes nos critican como una doctrina de prosperidad podemos pedirles que lean este salmo porque prosperar es una consecuencia de pensar como Dios quiere. Ajustemos nuestra forma de pensar para que los planes de Dios se cumplan y Su paz nos llene. Muchos se entristecen porque nadie les ha profetizado, pero todos llevamos dentro nuestras profecías dentro porque tenemos Su Palabra en la cabeza y el corazón. Las personas que profetizan deberían acompañar su profecía del consejo para que se cumpla, porque si te dice que dentro de un mes el Señor te renovará pero no te dicen que para ello debes cambiar tu pensamiento, te decepcionarás cuando veas que la profecía no se cumplió. Dile al Señor que Sus pensamientos y caminos serán los tuyos de ahora en adelante.

Pídele que te renueve con Su Palabra, perdone tus pecados y te lave con Su Sangre. Ábrele tu corazón para que te de la vida eterna y agradécele porque Sus pensamientos altos y perfectos habitarán tu mente, corregirán tu camino y cambiarán tu destino.


FRASES:
Pensar es inevitable, lo hacemos todo el tiempo e inconscientemente, pero es necesario tomar conciencia de ello y aprender a hacerlo, porque a pensar se aprende.

Tómate un tiempo para estar a solas, conocerte y pensar en lo que piensas. Reflexiona si es correcto, positivo y optimista lo que tienes en mente o si debes renovarte.

La promesa de paz del Señor es gloriosa pero para cumplirla debemos tener entendimiento que pueda sobrepasar. Hay que tener pensamientos de bien que multiplique y entendimiento que Su paz pueda sobrepasar.

La presencia del Señor está condicionada por nuestros pensamientos, por eso es tan importante aprende a pensar. Dios no conversa y no se junta con mal pensados porque Él no lo es. Tus buenos pensamientos favorecen la cercanía del Señor.

Busquemos imitarlo en Sus infinitos pensamientos de bien, eduquemos nuestra mente para no ser mal pensados, creer siempre lo bueno y no lo malo. Solamente de esa forma lograremos salir adelante.
Los pensamientos depresivos, la falta de interés y pesimismo te alejan del Señor tanto como el pecado porque te impiden volver a Su misericordia y amor. Te alejan de Sus caminos aunque ya eres salvo.
Un pensamiento te lleva a escoger un camino que marca tu destino. Todo está relacionado, tienes un destino eterno ante la presencias de Dios pero tu destino en la tierra depende de ti y lo que tienes en mente.

Nuestros pensamientos deben ser altos para que nuestro camino y destino también lo sean. Dios tiene grandes planes para cada uno.

El miedo, ansiedad, afán e inseguridad te dominan por lo que piensas. No lo dejes para otro día, cambia ahora el contenido de tu mente, renuévalo, cambia lo que piensas.

Eres parte del cuerpo de Cristo aunque no lo tengas físicamente, pero la Palabra dice que tenemos Su mente que es suficiente para ser como Él, ¿qué más quieres? Alimenta esa mente Sus pensamientos altos y agradables, desechando los tuyos pequeños y desagradables.

Dios nunca ha llevado al éxito a alguien que piense mal de sí mismo o de su entorno. Vive cómodo contigo mismo, ámate y valórate porque pensar bien de ti es el punto de partida para pensar bien de todo lo demás. Demuestra que confías en ti para que Dios también lo haga y te renueve. Disfruta la voluntad de Dios agradable y perfecta renovando tu forma de pensar.

Muchos llevan una vida tan convulsionada y ansiosa porque no se detienen a pensar lo correcto, sólo piensan a la carrera, sin meditar a profundidad. Sigue el consejo de la Palabra y recorrerás mejores caminos.

Ajustemos nuestra forma de pensar para que los planes de Dios se cumplan y Su paz nos llene.

Agradécele porque Sus pensamientos altos y perfectos habitarán tu mente, corregirán tu camino y cambiarán tu destino.



UNIDAD


Después de haber cumplido con tres años de ministerio, y faltándole a Jesús sólo el subirse a la cruz, eleva al Padre una oración, conocida como la oración intercesora. Es su último acto en libertad, inmediatamente después es arrestado. Él, sabiendo todo esto, utiliza esos últimos momentos para orar al Padre por sus discípulos y por todos los que en algún momento creerán en Él.

Jesús podría haber orado por muchas cosas al Padre, sin embargo el tema central de su oración es la unidad:

“ 20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” (Juan 17:20-23)


Una unidad en comunión estrecha con el Padre y con el Hijo, una unidad que invita al hombre mortal a participar de una comunión divina: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros”.
La razón de esta unidad: “…para que el mundo crea que tú me enviaste”, “…para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”

Muchas veces en nuestra vida en comunidad olvidamos la importancia de la comunión fraternal entre hermanos. La confundimos con pasar buenos momentos juntos en campamentos, reuniones o eventos de la iglesia. La unidad que Jesús reclama al Padre para n osotros es mucho más profunda y tiene alcance eterno.
Jesús nos quiere unidos en un solo cuerpo, conformando una unidad con misión sobre la tierra: que le conozcan a Él y a quien le envió, y la magnitud del amor que movilizó su proyecto para la humanidad.

Cada vez que nuestra boca se abre para criticar a un hermano estamos rompiendo con esa unidad, cada vez que nuestras necesidades son más importantes que las de quien está a mi lado estamos despreciando el valor de la unidad que Jesús estimó tanto como para subir a la cruz por ella.
Cada vez que dejamos pasar la necesidad de un hermano sin ofrecerle nuestra ayuda, estamos perdiendo una oportunidad de dar a conocer al Cristo.
Cada vez que nuestro pensamiento nos estima mejores o por encima del otro, estamos tratando con desprecio a aquél que Dios amó como a su propio Hijo.

La unidad que Jesús pidió al Padre antes de ser entregado requiere de amor por el hermano, de misericordia por el que se equivoca, de dolor por el que se pierde. Requiere dejar de lado el yo y dar lugar a Cristo para que viva en nosotros, sólo de esta forma podremos ser uno en Él.
Siempre habrá un cuerpo que en unidad perfecta cumpla con el cometido divino, no te excluyas de él, no te pierdas ese privilegio. Manténte atento a no perjudicar esa unidad perfecta en nada, pues tuvo caro precio para Cristo, que pagó por esa unidad no con cosas corruptibles como el oro y la plata sino con su preciosa sangre.
Si tienes dificultades en tu vida espiritual, si sientes que no contribuyes a esa unidad, no olvides que Jesús oró por ti, para que puedas ser parte activa y constructiva de esa unidad que Jesús deseó para los suyos.