SANO EN TODOS LOS ASPECTOS


¡Jesús puede sanarnos dondequiera que estemos heridos! Desea ayudarnos mental y emocionalmente, así como también espiritual y físicamente. Durante mucho tiempo, no supe eso, y mi falta de conocimiento hizo que llevara una vida disfuncional. El abuso y el rechazo me habían dejado emocionalmente herida, hasta que descubrí que Jesús quería darme -y darnos a todos- hermosura en lugar de cenizas.

Cuando aceptamos a Jesús como Señor y Salvador, ocurre un gran intercambio en el reino del espíritu. Él nos da todo lo que tiene y es, y se espera que nosotros le demos no sólo todo lo que somos, sino también lo que no somos. Él toma nuestra debilidad y nos da su fortaleza. Toma nuestra enfermedad y nos da sanidad y salud. Le damos nuestro pecado, y Él nos da su justicia. Nos da hermosura, en lugar de cenizas, pero debemos renunciar voluntariamente a nuestras cenizas. No podemos vivir en el pasado y adentrarnos en el futuro al mismo tiempo. Deje ir lo que queda atrás y comience a disfrutar la nueva vida que Jesús tiene para usted.

Cuando aceptamos a Jesús, nuestras vidas llenas de pecado, miserables y sin esperanzas, son absorbidas por su bondad, misericordia y gracia. Si tiene problemas, usted es precisamente la persona por quien Jesús murió. Él vino para los enfermos y los necesitados, no para quienes no necesitan nada. No es una vergüenza ser necesitado. ¡La mayor necesidad que tienen muchas personas es admitir que tienen una necesidad!

Es tiempo de que disfrute del favor de Dios (vea Isaías 61:2). Eso significa que Él lo bendecirá aunque usted no lo merezca, si deposita su fe en Él. Dios quiere que usted disfrute de sí mismo y de la vida. ¡Desea sanarlo dondequiera que esté herido! Quiere sanarlo espiritual, mental, emocional, física, económica y socialmente. No cierre ninguna parte de su vida a su toque sanador. Invite a Jesús a cada área de su vida y pídale que la sane.

SER DIFERENTE NO ES MALO


Todos somos diferentes. Como el sol, la luna y las estrellas (vea 1 Corintios 15:41), Dios nos creó para ser diferentes los unos de los otros, y lo hizo a propósito. Cada uno de nosotros satisface una necesidad, y todos somos parte del plan general de Dios. Cuando nos esforzamos por ser como los demás, no sólo nos perdemos a nosotros mismos, sino que también entristecemos al Espíritu Santo. Dios desea que encajemos en su plan, no que tratemos de presionar para tratar de encajar en los planes de otro. Ser diferente está bien; está bien ser diferente.

Todos nacemos con diferentes temperamentos, diferentes características físicas, diferentes huellas digitales, diferentes dones y capacidades, etc. Nuestro objetivo es descubrir lo que se supone que debemos ser como individuos, y después, triunfar en eso.

Romanos 12 nos enseña que tenemos que ser dados a nuestros dones. En otras palabras, tenemos que averiguar en qué somos buenos y después lanzarnos totalmente al ejercicio de nuestros dones.

Descubrí que disfruto al hacer lo que puedo hacer bien. Algunas personas sienten que no son buenas en nada, pero eso no es verdad. Cuando hacemos un esfuerzo para hacer aquello en que los demás son muy buenos, solemos fallar, porque no estamos dotados para esas cosas; pero eso no significa que no somos buenos en nada. Debemos buscar qué es lo que hacemos bien y desempeñarnos en eso.

Todos tenemos limitaciones, y debemos aceptarlas. Eso no es malo; es sólo un hecho. Es maravilloso ser libre para ser diferente, no sentir que algo está mal en nosotros porque somos diferentes.

Debemos ser libres para amar y aceptarnos el uno al otro, así como a nosotros mismos, sin sentir presión para comparar o competir. Las personas seguras que saben que Dios las ama y tiene un plan para ellas no se sienten amenazadas por las capacidades de los demás. Lo animo a ser lo suficientemente seguro para disfrutar lo que otras personas pueden hacer y también lo que usted puede hacer. Diga cosas positivas acerca de usted mismo en vez de negativas, porque eso ayudará a liberar los dones que Dios ha colocado en usted.

¡VIVE!


Dios desea llevarnos mucho más allá de la simple supervivencia. ¡Vive!
¿Tú qué haces cuando te encuentras con algo feo o incómodo? La tendencia humana es huir cuando nos enfrentamos con algo así; pero Dios no se va a la otra acera cuando nos ve sufriendo, sino que pasa junto a nosotros. A Dios no le incomoda nuestro dolor, malestar o sufrimiento. El Salmo 34:18 nos lo describe de esta manera: Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. El hombre se aleja cuando confronta algo doloroso; Dios, en cambio, se acerca.

Desde Génesis, vemos que a Dios le gusta estar con su creación. Salía a pasearse por el jardín del Edén. Él siempre llegará hasta el lugar en donde te encuentres. Dios siempre se paseará por dónde estés y pasará junto a ti.

¿Cuántas veces hemos pasado junto a alguien, sin fijarnos? Seguimos de largo, cada día, fingiendo ignorancia ante situaciones y personas que están "tiradas"—digamos—en la suciedad de su vida, en los problemas que viven, en las experiencias que desean olvidar, en el abuso y daño que sufren. Pero Dios no hace eso, porque cuando Él pasa junto a alguien—junto a ti—la ve y toma nota de quién es y de cuáles son sus necesidades. Ezequiel 16:6 dice: "Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres...". Él te ve como eres realmente. Dios no percibe sólo el lado que presentamos al mundo, sino la cruda realidad de nuestra situación.

Me quiero detener en el verbo "vio". En su significado original, lleva consigo la idea de "aprobar de" o "poner su marca sobre" una persona u objeto. En el momento en que Él vio su grave condición, la marcó. Cuando Dios vio tu triste condición, no se espantó, no se avergonzó. Él te marcó para algo muy especial.

Cuando Dios pone su mirada sobre una persona, primero, la ve como realmente es y, segundo, la marca para algo. Tú has sido vista por Dios: Él te aprueba, te acepta tal como te encontró. Pero también has sido marcada, apartada para algo especial. Dios tiene un plan maravilloso para ti.

Después de haberte visto, su reacción no fue decirte: "¡Lávate esa sangre de encima! ¡Qué vergonzosa tu situación! ¡Escóndete de la vista de todos!" No. Dios pronuncia palabras muy distintas sobre ti: ...y cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Él no llega con condiciones ni estipulaciones, sino con vida. Quizá, tú también llegaste al borde mismo de la muerte espiritual, emocional, mental o física. Sin embargo, Dios tiene otros planes para ti: ¡Vida!

No es un accidente de la naturaleza el que hayas sobrevivido a los peligros del abuso, el abandono y el rechazo. Ezequiel 37:5 dice que Dios puede producir vida aun de la muerte: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. En tus momentos de sufrimiento, Dios pasó junto a ti y te dijo que sobrevivirías, e hizo que entrara vida en tu cuerpo. Yo creo que este proceso sucede, incluso, a pesar de nuestra ignorancia o falta de relación personal con Dios. Él no nos pide permiso, sino que lo hace.

El hecho de que estés viva para contar tu historia, de que hayas llegado hasta este punto, no es una casualidad. Estás aquí por mandato y deseo de Dios mismo. Estoy convencida de que la razón por la que tantas mujeres han salido adelante, a pesar de las horripilantes circunstancias de su vida, es que Dios mismo así lo ha ordenado. La mujer ha sufrido, soportado, sobrellevado tanto a través de la historia, que sería imposible ignorar el rol que ha desempeñado el designio y voluntad de Dios en todo ello. Mujer, tú has sobrevivido porque Dios así lo ordenó, pero Él desea llevarnos mucho más allá de la simple supervivencia. Él quiere darnos una vida que nunca nos habíamos imaginado que existiera.

Dios ha llegado a ti y a mí con vida, no con muerte. La palabra de vida que Dios habló sobre tu vida y corazón también producirá esta misma fortaleza y poder en ti. Aquella virtud es lo que nos levanta durante las noches más oscuras y dolorosas en los tiempos de mayor soledad y confusión. Las palabras de Dios han retumbado a través de todos los siglos y han causado la supervivencia y prosperidad de las mujeres en todo el mundo.

LAS OFENSAS


Al viajar por razones de ministerio a lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos, he podido observar una de las más mortales y engañosas trampas del enemigo. Es una trampa que atrapa a innumerable cantidad de cristianos, corta las relaciones y abre aún más las brechas que existen entre nosotros. Es la trampa de la ofensa.
Muchas personas no logran cumplir en forma efectiva su llamado debido a las heridas y los dolores que las ofensas han causado en sus vidas. Ese obstáculo los incapacita para funcionar en la plenitud de su potencial. La mayoría de las veces es otro creyente quien los ha ofendido, y esto hace que la persona que sufre la ofensa la viva como una traición. En el Salmo 55:12-14, David se lamenta:"Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me hubiera ocultado de él; sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía, y mi familiar; que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios".

Estas son las personas con las que nos sentamos y con quienes cantamos, o quizá sea el que está predicando desde el púlpito. Pasamos nuestras vacaciones juntos, asistimos a las mismas reuniones sociales, y compartimos la misma oficina. O quizá sea algo aún más cercano. Crecemos con ellos, les confiamos nuestros secretos, dormimos con ellos. Cuanto más estrecha es la relación, más grave será la ofensa. El odio más intenso se encuentra entre las personas que alguna vez estuvieron unidas.

Los abogados pueden hablar de los peores casos que han manejado, y en su mayoría son los juicios de divorcio. Los medios nos informan continuamente sobre asesinatos cometidos por personas de una misma familia que han llegado a la desesperación. El hogar, que supuestamente debe ser un refugio para protección, provisión y crecimiento, donde aprendamos a dar y recibir amor, muchas veces es la raíz misma de nuestro dolor. La historia nos demuestra que las guerras más sangrientas son las guerras civiles. Hermano contra hermano. Hijo contra padre. Padre contra hijo.

Las posibilidades de ofensas son tan infinitas como la lista de relaciones existente, sean éstas sencillas o complejas. Esta antigua verdad aún es válida: sólo las personas a quienes amamos pueden herirnos. Siempre esperamos más de ellos, más grandes son las expectativas, más profunda es la caída.
En nuestra sociedad reina el egoísmo. Hombres y mujeres buscan hoy sólo lo que ellos desean, desatendiendo e hiriendo así a quienes los rodean. Esto no debe sorprendernos. La Biblia dice claramente que en los últimos días los hombres serán "amadores de sí mismos" (2 Timoteo 3:2). Es de esperar que así sean los no creyentes, pero Pablo aquí no está refiriéndose a quienes están fuera de la iglesia sino a quienes forman parte de ella. Muchos están heridos, lastimados, amargados. ¡Están ofendidos! Pero no comprenden que han caído en la trampa de Satanás.

¿Es nuestra la culpa? Jesús dijo muy claramente que es imposible vivir en este mundo sin que exista la posibilidad de ser ofendidos. Pero la mayoría de los creyentes se sienten conmocionados, asombrados y atónitos cuando esto sucede. Creemos que somos los únicos a quienes les ha sucedido. Esta actitud nos hace vulnerables a que crezca en nosotros una raíz de amargura. Por lo tanto, debemos estar preparados y armados para enfrentar las ofensas, porque la forma en que respondamos a ellas determinará cómo será nuestro futuro.

La trampa del engaño

La palabra griega que se utiliza en el texto de Lucas 7:1 para aludir al tropiezo (ofensa) se deriva de la palabra skandalizo. Esta palabra se refería, originalmente, a la parte de la trampa en la que se colocaba la carnada. De allí que la palabra signifique algo así como colocar una trampa en el camino de una persona. En el Nuevo Testamento muchas veces se la utiliza para referirse a una trampa colocada por el enemigo. La ofensa es una herramienta del diablo para llevar cautivas a las personas. Pablo instruía al joven Timoteo, diciéndole: Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a la voluntad de él (2 Timoteo 2:24-26, itálicas agregadas).

Aquellos que luchan o se oponen caen en una trampa y son hechos prisioneros de la voluntad del diablo. Lo más alarmante es que no son conscientes de su estado. Como el hijo pródigo, deben volver en sí mismos y despertar para poder comprender cuál es su verdadera situación. No comprenden que están vertiendo agua amarga en un lugar de agua pura. Cuando una persona es engañada, cree que tiene la razón, aunque no sea así.

No importa cuál sea la situación, podemos dividir a todas la personas ofendidas en dos grandes categorías: 1) quienes han sido tratados injustamente, y 2) quienes creen que han sido tratados injustamente. Los que corresponden a esta segunda categoría creen con todo su corazón que han sido tratados en forma injusta. Muchas veces han sacado sus conclusiones basándose en una información inexacta. O su información es exacta, pero la conclusión está distorsionada. Sea cual sea el caso, están heridos, y su entendimiento está oscurecido. Juzgan basándose en presunciones, apariencias, y comentarios de terceros.

El verdadero estado del corazón

Una forma en que el enemigo mantiene a la persona atada a su estado es guardando la ofensa escondida, cubierta por el manto del orgullo. El orgullo impide que uno admita cuál es la verdadera situación.

Cierta vez, dos ministros hicieron algo que me hirió mucho. La gente me decía: "No puedo creer que te hayan hecho esto. ¿No te lastima lo que hicieron?"

Y yo respondía rápidamente: "No, estoy bien. No me causa dolor". Yo sabía que no era correcto sentirme ofendido, por lo cual negaba mi estado y lo reprimía. Me convencía a mí mismo de que no estaba ofendido, pero en realidad sí lo estaba. El orgullo cubría lo que verdaderamente sentía en mi corazón.

El orgullo impide que enfrentemos la verdad. Distorsiona nuestra visión. Cuando creemos que todo está bien, no cambiamos nada. El orgullo endurece el corazón y oscurece la visión de nuestro entendimiento. Nos impide ese cambio de corazón, el arrepentimiento, que nos puede hacer libres (ver 2 Timoteo 2:24-26).
El orgullo hace que nos consideremos víctimas. Nuestra actitud, entonces, se expresa así: "He sido maltratado y juzgado injustamente; por lo tanto, mi comportamiento está justificado". Creemos que somos inocentes y hemos sido acusados falsamente, y por consiguiente, no perdonamos. Aunque el verdadero estado de nuestro corazón esté oculto para nosotros, no lo está para Dios. El hecho de que hayamos sido maltratados no nos da permiso para aferrarnos a la ofensa. ¡Dos actitudes equivocadas no son iguales a una correcta!

La cura

En el libro del Apocalipsis, Jesús se dirige a la iglesia de Laodicea diciéndole, en primer lugar, que ella misma se considera rica, poderosa, como si no necesitara nada; pero luego deja al descubierto cuál es su verdadera situación: un pueblo "desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo" (Apocalipsis 3:4-20). Habían confundido su riqueza material con fortaleza espiritual. El orgullo les ocultaba su verdadero estado.

Hoy en día hay muchas personas así. No ven cuál es el verdadero estado de su corazón, de la misma manera que yo no podía ver el resentimiento que sentía hacia esos ministros. Me había convencido a mí mismo de que no estaba herido. Jesús le dijo a los de Laodicea cómo salir de ese engaño: comprar oro de Dios y ver cuál era su verdadera situación.

Comprar oro de Dios

La primera instrucción que les dio Jesús para ser libres del engaño fue: "...yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego" (Apocalipsis 3:18).

El oro refinado es suave y maleable, está libre de corrosión y de otras sustancias. Cuando el oro está mezclado con otros metales (cobre, hierro, níquel, etc.). se vuelve duro, menos maleable, y más corrosivo. Esta mezcla se llama "aleación". Cuanto mayor es el porcentaje de metales extraños, más duro es el oro. Por el contrario, cuanto menor es el porcentaje de aleación, más suave y maleable es el oro.

Inmediatamente vemos el paralelo: un corazón puro es como el oro puro (suave, maleable, manejable). Hebreos 3:13 dice que los corazones son endurecidos por el engaño del pecado. Si no perdonamos una ofensa, ésta producirá más fruto de pecado, como amargura, ira y resentimiento. Estas sustancias agregadas endurecen nuestros corazones de la misma manera que una aleación endurece el oro. Ello reduce o quita por completo la ternura, produciendo una pérdida de la sensibilidad. Nuestra capacidad de escuchar la voz Dios se ve obstruida. Nuestra agudeza visual espiritual disminuye. Es un escenario perfecto para el engaño.

El primer paso para refinar el oro es molerlo hasta hacerlo polvo y mezclarlo con una sustancia llamada fundente. Luego, la mezcla se coloca en un horno donde se derrite a fuego intenso. Las aleaciones e impurezas son captadas por el fundente y suben a la superficie. El oro, más pesado, permanece en el fondo. Entonces se quitan las impurezas, o escorias (es decir, el cobre, hierro o zinc, combinado con el fundente) con lo cual el metal precioso queda puro. Observemos lo que dice Dios: "He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción" (Isaías 48:10). También dijo: "En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,..." (I Pedro 1:6,7).

Dios nos refina con aflicciones, pruebas y tribulaciones, cuyo calor aparta impurezas tales como la falta de perdón, la contienda, la amargura, el enojo, la envidia, y otras similares, del carácter de Dios en nuestras vidas.
El pecado se esconde fácilmente cuando no está al calor de las pruebas y las aflicciones. En tiempos de prosperidad y éxito, aun un hombre malvado parece amable y generoso. Pero bajo el fuego de las pruebas, las impurezas salen a la superficie.

Hubo un tiempo en mi vida en que pasé por pruebas intensas, como nunca antes había enfrentado. Me volví rudo y cortante con las personas que más cerca de mí estaban. Mi familia y mis amigos comenzaron a evitarme.
Entonces clamé a Dios: "¿De dónde sale toda esta ira? ¡No estaba aquí antes!"

El Señor me respondió: "Hijo, es cuando el oro se derrite que brotan las impurezas". Entonces me formuló una pregunta que cambió mi vida. "¿Puedes ver las impurezas en el oro antes de que sea puesto al fuego?" "No", respondí. "Pero eso no significa que no estén allí", dijo él. "Cuando te tocó el fuego de las pruebas, estas impurezas salieron a la superficie. Aunque estaban ocultas para ti, siempre fueron visibles para mí. Ahora tienes que tomar una decisión que afectará tu futuro. Puedes continuar enfadado, culpando a tu esposa, tus amigos, tu pastor y todas las personas con las que trabajas, o puedes reconocer la escoria de este pecado como lo que es y arrepentirte, recibir el perdón y tomar mi cucharón para quitar todas esas impurezas de tu vida".

Ver cuál es nuestro verdadero estado

Jesús dijo que nuestra capacidad para ver correctamente es otro elemento clave para ser liberados del engaño. Muchas veces, cuando nos ofenden, nos vemos como víctimas y culpamos a los que nos han herido. Justificamos nuestra ira, nuestra falta de perdón, el enojo, la envidia y el resentimiento que surgen. Algunas veces hasta nos resentimos con quienes nos recuerdan a otras personas que nos han herido. Por esta razón, Jesús aconsejó a la iglesia: "unge tus ojos con colirio, para que veas" (Apocalipsis 3:18). ¿Ver qué? ¡Ver cuál es nuestro verdadero estado! Esa es la única forma en que podemos ser celosos y arrepentirnos, como Jesús ordena a continuación. Nos arrepentimos sólo cuando dejamos de culpar a los demás.

Cuando culpamos a los demás defendemos nuestra posición, estamos ciegos. Luchamos por quitar la paja del ojo de nuestro hermano mientras tenemos una viga en nuestro ojo. La revelación de la verdad es la que nos trae libertad. Cuando el Espíritu de Dios nos muestra nuestro pecado, siempre lo hace en una forma que parece separada de nosotros. De esta manera nos trae convicción, no condenación.

Mi oración es que la Palabra de Dios alumbre los ojos de su entendimiento para que pueda ver cuál es su verdadero estado y sea libre de cualquier ofensa que esté guardando en su interior. No deje que el orgullo le impida ver y arrepentirse. *

-- Extracto tomado del libro, ahora también disponible en tamaño bolsillo, La trampa de Satanás de John Bevere. Una publicación de Casa Creación.

DIOS Y EL ORDEN


Experimentamos que Dios es un Dios de orden por la coherencia de las estaciones, las mareas y las órbitas solares. Podemos ordenar nuestras vidas porque sabemos con que precisión el sol se pondrá y volverá a salir; como cambiaran las estaciones del ano, como serán las mareas, y como rotaran los planetas sobre sus ejes. Hay una cadencia y un ritmo en nuestras vidas debido al orden que Dios ha puesto en su lugar en el universo en el cual estamos suspendidos y en la naturaleza en la cual vivimos. Desde los ecosistemas hasta los sistemas solares, Dios ha puesto en movimiento patrones que podemos estudiar y documentar mediante lo que denominamos ciencia.

Dios proporciono el ejemplo definitivo de administración del tiempo y de orden en el libro de Génesis. En seis días El creo la tierra y todo lo que hay en ella, y el séptimo día descanso. Todo fue según el plan. Hubo un orden en cuanto a cuando y como creo El: una sucesión y progresión en cuanto a como desarrollo El cada organismo y cada especie. Dios no desperdicio sus recursos, especialmente su tiempo. El fue determinado y conciso cuando desplegó vida en nuestro planeta.

Veamos a Noe, Jose, Moisés y David. Todos ellos fueron hombres de honor y orden. Eran disciplinados y dedicados, y se sometieron a los mandamientos de Dios. Fueron fuertes y valientes porque entendieron el poder de una jerarquía y autoridad divina. Siguieron ordenes, conociendo el poder que tenían a su disposición al someterse a Dios. Hasta Salomón entendió la importancia del orden cuando siguió meticulosamente las instrucciones de Dios y su cadena de mando al construir el templo. Leemos en 2 Crónicas 8:16: "Toda la obra de Salomón se llevo a cabo, desde el día en que se echaron los cimientos del templo hasta que se termino de construirlo. Así el templo del Señor quedo perfectamente terminado". En el Nuevo Testamento, Pablo nos insta con respecto a la iglesia de Dios: "Pero todo debe hacerse de una manera apropiada y con orden" (1 Corintios 14:40).

El orden es una condición en la cual se mantiene la libertad del desorden o la interrupción mediante estructuras, sistemas y protocolo. Siempre que hay una falta de orden, rango o cadena de mando; siempre que el protocolo no esta presente; o siempre que un código de conducta no se percibe o se entiende, produce vacío, falta de propósito y significado. Si tu vida se caracteriza por confusión, conflicto, frustración o falta de dirección, significado, o perspectiva, es una indicación de que eres deficiente en el área del orden. Donde no hay orden no hay luz:
Al país de la mas profunda de las noches, al país de las sombras y del caos, donde aun la luz se asemeja a las tinieblas. -Job 10:22

Hasta que decidas revertir el perpetuo ciclo de desorden, continuaras experimentando ciclos de derrota y fracaso. Este principio esta ilustrado por la ley de la entropia: la tendencia que la energía tiene a disiparse y pasar de un estado de orden a otro de desorden. La entropia puede definirse como una dispersión de energía. A menos que aproveches intencionadamente el tiempo y la energía, a menos que la ordenes con la autoridad que se te ha dado, tu vida se disolverá en un estado de caos, y nunca experimentaras la vida de significado y fruto que Dios quiere para ti. No solo dejes que sucedan cosas; haz que sucedan cosas

¡ SE LIBRE !


El siglo pasado vio movimientos en casi cada continente de lo que algunos denominarían "la liberación femenina". 

Y aunque los títulos pueden variar, la idea básicamente ha sido la misma: proporcionar más derechos políticos, mayor influencia e ecuanimidad en salarios.

Las mujeres, como grupo, han superado muchísimos obstáculos a lo largo de toda la historia. 

Han sido menospreciadas, maltratadas y devaluadas como personas por casi cada cultura del mundo. Se han tenido por propiedad, se dudó de su inteligencia, se preguntó aún si contaban con un alma con necesidad de salvación. Vemos a lo largo de la historia que la mujer ha sobrellevado el abuso, el rechazo, la negatividad, y con todo, ha salido adelante. 

En mi opinión, esta supervivencia no ha sido cuestión simplemente de alguna coincidencia o de la suerte, sino que ha sido algo que Dios mismo declaró a nuestra vida y circunstancias. Y por esto, ha sido una parte importantísima de todos los aspectos del desarrollo humano. De ella se han producido las maestras, las consejeras, las reinas, las científicas, las autoras, las madres de muchas generaciones, entre otras.

Se podría decir que la mujer ha llegado a una madurez y cuenta con las características físicas que destacan a la mujer madura. Se puede decir que los movimientos políticos han hecho lo mismo para la mujer, ya que la han celebrado como mujer, le han conseguido los derechos para disfrutar el ser mujer y, en general, han logrado mejorar su condición. Sin embargo, con todo el aumento de prestigio, poder y aclamación, muchas tendríamos que confesar que algo nos falta. 

Hemos llegado a la madurez y, sin embargo, pareciera que nos falta vestir la ropa indicada para nuestra posición. Contamos con la apariencia física, pero no contamos con la estabilidad mental y emocional para disfrutar realmente de todos los beneficios que nos otorgan nuestra nueva posición en la sociedad. 

Aparentemente gozamos de más libertad pero, en realidad, hemos reconocido que, en ocasiones, esta "libertad" nos limita a ser la mujer que otras personas han concebido. No somos libres para ser mujeres como dicta nuestro corazón, como dicta nuestro Creador. Por eso, tendría que decir que no hemos alcanzado una verdadera libertad.

Me atrevo a decir que en muchos sentidos, nos sentimos desnudas y descubiertas en nuestra libertad. Nuestra vida interior no refleja la misma libertad que se podría percibir en lo exterior. Pero no nos gusta reconocer nuestra necesidad de "ropa". Preferimos enfocarnos en los avances y el progreso de nuestra vida. En que hemos logrado ser más independientes y hemos recibido más poder y reconocimiento, sin averiguar cómo es que esto nos hace sentir en realidad. ¿No se nos ha enseñado ser independientes, sin necesidad de nada ni nadie? Decimos que todo está bien, debido a nuestra apariencia exterior, al éxito que hemos obtenido, sin embargo, ¿cómo estamos por dentro? No queremos admitir nuestra necesidad, nuestra desnudez y vulnerabilidad, pero la verdad de ello no cambia.

Profesamos tener libertad, pero estamos llenas de pena y angustia; sin esperanza y llenas de dolor. Hemos intentado cubrir esta verdad por medio de cosas materiales, relaciones personales, amor ilícito, riqueza; pero si somos honestas, no han logrado eliminar lo que sentimos. ¿Pero qué nos falta?

Una mujer que no se ha visto en el espejo de su Creador, jamás logrará verse como una persona autónoma y valiosa. Si siempre te estás viendo a través del espejo de la sociedad que te dice si no ejerces una carrera, no portas la mejor ropa, vives en la casa más fina, no estás aprovechando tus derechos como mujer, si siempre te juzgas según el criterio de los demás, difícilmente lograrás a apreciarte como la mujer que Dios creó. Una mujer que se siente realizada es la mejor mamá que puede ser o la mejor esposa que puede ser. Alguien que no tiene que cumplir los sueños de nadie más, que es libre para ser la mujer que quiere ser.

Mujer, eres una parte clave de la historia. Él vio el potencial que yace en ti y por eso proclamó vigor y aliento sobre ti. El hecho de que estés aquí, que hayas sobrevivido a todas las situaciones y los peligros que enfrentaste, no es un error y definitivamente no es una casualidad. Se debe a que Dios tiene un plan y propósito muy especial y específico para tu vida, y lo ha declarado desde el momento de tu nacimiento. Dios te hizo mujer y desea que tengas la libertad para ser precisamente eso.
Esta libertad, la verdadera libertad, llegará a tu vida solamente cuando te veas como Dios te ve.

Cuando aceptes tu feminidad como un regalo de Dios. Cuando reconozcas que tú tienes un lugar que no puede suplir nadie, y que ese lugar no es el que le pertenece a un hombre.

Es un lugar que sólo tú, como mujer, puedes llenar y en ese lugar encontrarás la verdadera felicidad, la verdadera libertad. Serás libre para ser mujer.

ROMPIENDO LAS MALDICIONES FAMILIARES


Cuando contempla su historia familiar, ¿existe un hilo común de circunstancias que van de generación en generación? Usted puede ser libre y en lugar de maldiciones, puede tener bendiciones.

Hace algún tiempo, fui a ministrar a una prisión en Texas E.U.A. Aquella tarde, cuando comencé a ministrar, les hice dos preguntas a los presos: "¿Cuántos de ustedes tienen a sus padres o abuelos en prisión?", y "¿Cuántos de ustedes tienen hijos o nietos que se han metido en problemas con la justicia?" Cerca del cien por ciento de los presos levantaron la mano como respuesta a ambas preguntas.

Enseñé sobre las maldiciones de familia, y oramos para romper esas maldiciones. Habían establecido una red con cuatrocientos mil presos más de todos los Estados Unidos, para que éstos también pudieran oír el mensaje. Cuando nos íbamos, el director de la cárcel nos dijo: "Nunca podíamos hallar la razón. 

Esta enseñanza sobre las maldiciones de familia es la respuesta que hemos estado buscando". De la noche a la mañana, trescientas prisiones más se comunicaron con nosotros para pedirnos la enseñanza sobre la forma de romper las maldiciones de familia, porque habían entendido que la iniquidad de los padres pasa de una generación a la siguiente.

¿Por qué la necesidad de prisiones es cada vez mayor? Porque el preso saldrá de la prisión, pero no cambia. La mayoría de ellos vuelven a caer en ella. No sólo regresan, sino que la misma iniquidad que los lleva a ellos allí, hace que sus hijos y nietos terminen en prisión. Por eso la necesidad de prisiones sigue aumentando. No sólo no cambian los presos, sino que su iniquidad pasa a sus hijos y nietos. De tal palo, tal astilla.

La definición de familia

Cuando hablamos de maldiciones de familia, necesitamos comprender lo que significa la palabra "familia". Una familia puede ser tan pequeña como el esposo, la esposa y los hijos, o puede ser la familia de una iglesia. Puede ser tan grande como su ciudad o su estado (¿recuerda cuando se habla de los padres de una ciudad?), y puede ser tan grande como la nación, incluyendo al presidente y a los funcionarios del gobierno. Ciertas familias tienen sus características; ciertas ciudades las tienen, y también ciertos estados, naciones y etnias las tienen. Pero necesitamos comprender que no tenemos por qué aceptar las características negativas. No tienen por qué perseguirnos durante el resto de nuestra vida. Las podemos romper.

Cuando John F. Kennedy Jr. murió en un accidente de avión, todas las revistas y los periódicos hablaban de la "maldición de los Kennedy". Esto es algo que se puede romper con la Palabra de Dios y por el poder de la sangre de Jesús. Estas tragedias no se produjeron porque los Kennedy fueran malas personas, sino debido a algo que cayó sobre ellos. La iniquidad, o maldición, fue transferida de generación en generación. Pero Jesús quiere liberar a esa familia para siempre.

Aunque esta situación es extrema, nos muestra que la realidad de la transferencia de espíritus, y la realidad de que la iniquidad pasa de una generación a la siguiente, no sólo se hallan en la Biblia, sino que se encuentran por todas partes en la vida misma. Necesitamos mirar nuestra propia vida y preguntarnos: ¿Qué está haciendo que piense y me conduzca de una manera que no agrada a Dios? ¿Qué está haciendo que actúe violentamente con mis hijos sin razón aparente? ¿Por qué da la impresión de que no puedo retener ningún trabajo por un buen tiempo? Es hora de romper la maldición que haya en nuestra vida de una vez por todas, y caminar en la libertad que nos proporcionó Jesús por medio de la cruz.

Matt Crouch, el hijo de Paul y Jan Crouch (dueños de la cadena de televisión cristiana Trinity Broadcasting Network), compartió conmigo esta historia en una ocasión. Unos dos meses después de que Calen, su hijo mayor, comenzara en primer grado, Lori, la esposa de Matt, recibió una llamada telefónica de la maestra de Calen. Ésta le dijo que Calen estaba muy nervioso y sentía pánico pensando que su mamá no lo fuera a recoger en la escuela. Lori le explicó a la maestra que él no tenía razón alguna para temer esto. Pero no había manera de tranquilizarlo, así que Matt y Lori se fueron ambos enseguida a la escuela para hablarle a Calen. No había forma de razonar con él. Al parecer, aquel temor se había apoderado de él sin saber de dónde había salido.

Durante los tres meses siguientes, aquella conducta llena de temor se fue apoderando de la vida de Calen. El niño no dejaba que Lori se le perdiera de vista. La seguía de un cuarto a otro dentro de la casa. Se echaba a llorar de pánico si ella no dejaba que la siguiera a todas partes. Todas las noches se producía una escena traumática cuando ellos trataban de hacer que se acostara.

Lo intentaron todo para tratar de tranquilizar a Calen. Oraban sobre él y con él constantemente. Se pusieron de acuerdo con poderosos hombres y mujeres de Dios para romper la fortaleza de miedo que había sobre él, pero nada funcionaba. Les estaba destrozando el corazón. Lo más raro de todo era que normalmente, Calen era increíblemente extrovertido, seguro y sin inhibiciones en todos los aspectos de su vida. No le tenía miedo a ninguna otra cosa; sólo a quedar separado de su madre.

Un día, Matt le estaba hablando a Paul Crouch, su padre, acerca de la situación. De repente, fue como si se encendiera una luz en los ojos de Paul, quien le dijo: "Yo sé exactamente de qué se trata. Cuando yo tenía la misma edad de Calen, y estaba comenzando en el primer grado, murió mi padre. Después de aquello, todos los días mi madre iba conmigo hasta la mitad del camino a la escuela, y trataba de enviarme, pero yo sollozaba tan fuerte, que a veces ella también lloraba, y me traía de vuelta a casa. Yo tenía mucho miedo de que un día regresara de la escuela, y al igual que mi padre, mi madre se hubiera ido y me hubiera quedado solo".

Paul y Matt se dieron cuenta de que el temor de Calen no se había originado en nada que hubiera sucedido en su propia vida, sino en algo que sucedió en la vida de su abuelo. Una vez que se dieron cuenta de cuál era la raíz del temor, pudieron romper este temor generacional. Quedó libre, porque pusieron la sangre de Jesús en el dintel de la puerta de su corazón. Ahora, el diablo no lo puede seguir atormentando.

Romper la maldición

La solución del mundo a las tentaciones y los problemas es "Di que no", pero los creyentes sabemos que necesitamos comprender el principio espiritual de la causa y el efecto. Sin comprender el poder de Jesús y de su sangre, podemos decir que no hasta que nos quedemos morados, y seguir fallando todo el tiempo. Necesitamos comprender la verdad que nos hace libres.

En Juan 8:32-36, Jesús le estaba hablando a los judíos que creían en Él, y que ya lo habían reconocido como Salvador. Pero no podían comprender por qué, siendo hijos de Abraham, necesitaban ser liberados. En Juan 8:33, dijeron que ellos no eran esclavos de nadie. No comprendían que con cada pecado cometido -- ya fuera por ellos, por sus ancestros, por su ciudad o por su nación, había una maldición espiritual uncida a ese pecado. Los cristianos también necesitamos hacer algo más que nacer de nuevo y recibir el perdón; necesitamos recibir nuestra libertad.

Jesús les estaba diciendo en el versículo 36: "Cuando yo los libere, van a ser verdaderamente libres. No sólo los voy a perdonar, sino que también voy a romper la maldición que llevan encima y que está relacionada con el pecado". Si el Hijo nos ha hecho libres, vamos a ser verdaderamente libres. La palabra "verdaderamente" significa que Jesús va a romper la maldición, y nosotros podremos vivir realmente libres. No sólo nos va a perdonar nuestro pecado, sino que va a romper la iniquidad que lo acompaña. Es importante comprender que un judío siempre podía lograr que sus pecados le fueran perdonados, pero nunca podía lograr que se rompiera la maldición de ese pecado. El rey David y su familia son un notable ejemplo. David fue perdonado, pero la maldición de su pecado pasó a su familia.

Le voy a explicar a partir de la misma Palabra de Dios la forma en que esto funciona:
Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel... Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio...Y esparcirá sobre él de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará, y lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel. Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto.
--Levítico 16:7-8, 15, 19-22

Dios les ordenó que llevaran dos machos cabríos al Tabernáculo. Uno de ellos quedaba a la puerta del Tabernáculo, mientras que hacían entrar al otro, lo ponían sobre el altar y lo sacrificaban. Entonces, el sumo sacerdote llevaba a la puerta del Tabernáculo la sangre del macho cabrío sacrificado, la ponía en la cabeza del otro macho cabrío, y confesaba sobre él las iniquidades del pueblo. Un macho cabrío moría por los pecados o transgresiones, y el otro se llevaba la iniquidad -- la fuerza espiritual interior que causaba destrucción -- a un desierto o a un lugar árido. Así era como los judíos hacían expiación por sus pecados.

En nuestro caso, Jesús murió por nuestros pecados en la cruz, pero también derramó su sangre siete veces, así como Aarón rociaba siete veces la sangre. Por medio de la sangre derramada por Jesús, no sólo se nos perdonan nuestros pecados, sino que también podemos caminar en ese perdón y quedar libres de la maldición del pecado. Ambos machos cabríos representan la obra redentora de Jesucristo.

Había dos machos cabríos, porque Jesús derramó su sangre para que nosotros no sólo fuéramos perdonados con respecto a nuestro pecado, sino también sanados de la iniquidad interior, las magulladuras y las heridas del pecado generacional que nos lleva a perpetuar los pecados de nuestros antepasados. Sólo la sangre de Jesús proporciona el perdón y una nueva forma de vivir. Cuando nacemos de nuevo, recibimos el perdón de nuestros pecados. Pero entonces, necesitamos clamar por la sangre de Jesús sobre nuestra vida para desterrar al desierto la iniquidad y caminar en libertad.

Cierre la puerta trasera

Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.
--Mateo 12:43-45

En el mismo momento en que recibimos a Jesús, todas las fuerzas de las tinieblas que están atacando nuestra vida salen huyendo. Van a ese lugar desierto, en busca de un sitio donde descansar. Quedamos limpios de nuestro pecado, y la causa de la maldición espiritual huye a ese lugar desierto, pero regresa en busca de una puerta abierta. Aunque nuestra vida haya sido barrida y adornada, lavada con la sangre y purificada, si descubre que no comprendemos las maldiciones espirituales y hemos dejado una puerta abierta, regresa y la situación es peor que antes.

Yo veo suceder esto en muchas familias cristianas. Una persona sale de un estilo de vida lleno de pecado, recibe la salvación, y entra en el ministerio o se involucra en su iglesia; después, cría a sus hijos en la iglesia. Entonces, cuando los hijos llegan a la adolescencia, salen a hacer las mismas cosas que solían hacer los padres, sólo que mucho peores. Nosotros nos quedamos estupefactos y preguntamos: "¿Qué sucedió? ¿Qué anda mal? Nuestros hijos fueron criados en la iglesia, pero están haciendo exactamente lo mismo que hacíamos nosotros antes de ser salvos". Esto se debe a que barrimos la casa, pero no cerramos la puerta por medio de la sangre de Jesús, al no darnos cuenta de que teníamos que romper esa maldición de familia.

Moisés y los hijos de Israel son un excelente ejemplo de la forma de apartar de nuestro hogar las fuerzas de las tinieblas. Cuando iba a caer la maldición sobre el pueblo de Egipto, Dios le dijo a Moisés que le indicara al pueblo que debían tomar la sangre de un cordero y ponerla en el umbral de sus puertas. Cuando llegó el espíritu de muerte aquella noche, vio la sangre sobre las puertas de sus casas, y no pudo entrar (vea Éx. 12:21-29). Romanos 6:23 dice que la paga del pecado es muerte. Esto no habla sólo de la muerte después de la cual tenemos por delante el cielo o el infierno. El divorcio es parte de esa muerte; lo son la pobreza, el racismo, la ira que destruye los matrimonios y las familias, y también las depresiones y las enfermedades.

Un hombre de nuestra iglesia me dijo que todos los hombres de su familia morían a menos de un año de haber cumplido cierta edad. Después de que murió su padre, acudió a nosotros, clamamos por la sangre de Jesús sobre él y sobre su familia, y le enseñamos a quebrantar ese espíritu de muerte. La gente recibe la salvación, pero no ha aprendido a poner la sangre sobre la puerta de su tabernáculo. Cuando usted se da cuenta, y usa el poder de la sangre de Jesús, esos espíritus y esas maldiciones no lo pueden tocar. El divorcio tratará de llegar, pero cuando vea la sangre sobre la puerta de su tabernáculo, no va a poder entrar. Las enfermedades, la depresión, la ira, la violencia y todas las cosas malvadas van a tratar de arremeter contra usted y contra su familia, pero si usted tiene la sangre de Jesucristo en el dintel de su casa, estará viviendo bajo la protección divina.

Si usted acostumbra a decir, o si oye que alguien dice: "De tal palo, tal astilla", aplíquele a esto la sangre de Jesús. Nada puede cruzar donde está la sangre. En el tabernáculo antiguo hecho de piedra y mortero, el sacerdote usaba la sangre de un cordero para hacer expiación por el pueblo de Dios, pero aquella respuesta era temporal. Hoy en día, usted es el tabernáculo de Dios, y la sangre del Cordero ha sido derramada una vez y para siempre a fin de perdonar su pecado y romper la maldición.

Quitar la carga y destruir el yugo

Cuando Jesús les preguntó a sus discípulos qué decían de Él los hombres, ellos le respondieron que pensaban que tal vez Él fuera Juan el Bautista, o Jeremías, o Elías. Entonces Jesús les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (Mateo 16:15). Inmediatamente, Pedro le respondió: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Mateo 16:16). Me parece estar viendo a Pedro mientras se golpeaba la frente con la palma de la mano, como si se hubiera acabado de dar cuenta de quién era Jesús en realidad.

La palabra "Cristo" no es sólo un título. Tampoco es el segundo nombre de Jesús. "Cristo" define quién era Jesús, según el Antiguo Testamento. Observe que Pedro no dijo: "Tú eres el Salvador", o "Tú eres el Rey de reyes", aunque Jesús sea ambas cosas. Lo que dijo fue: "Tú eres el Cristo", que significa literalmente: "el Mesías, el Ungido".

Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.
--Isaías 10:27

La carga será quitada y el yugo será destruido a causa de la unción. Tiene una importancia absoluta el que usted comprenda esta parte de la enseñanza. ¿Recuerda cuando Jesús dijo en Juan 8:32: "Conocerán la verdad, y cuando conozcan y comprendan esta verdad, entonces ella los hará libres"? Los judíos que habían creído, pensaban que tenían toda la verdad que necesitaban, porque eran hijos de Abraham; sin embargo, estaban equivocados. Sus cargas les habían sido quitadas, pero estaban a punto de que fueran destruidos sus yugos, o sus maldiciones de familia. Ahora bien, ¿qué quiere decir esto de que el poder de Dios quita las cargas y destruye los yugos?
En primer lugar, Romanos 6:23 dice que la paga del pecado es muerte. Sabemos que todos hemos pecado y que no hay uno justo; ni uno solo. La paga por la carga, o la recompensa por nuestro pecado es la muerte. Alguien tiene que morir por nuestros pecados. Hace veinticinco años, cuando yo recibí a Jesucristo como Salvador personal, Él me quitó la carga. Ya yo no tengo que pagar el precio de mi pecado, porque ese precio fue pagado por completo de una vez y por todas. Jesús es el Cristo, lo cual significa que es el ungido de Dios que se llevó nuestra carga.

En segundo lugar, su unción también destruye el yugo. Por eso Jesús dijo: "Cuando comprendan la verdad, no sólo van a ser libres, sino que van a ser realmente libres. No sólo les voy a quitar la carga del pecado, que es la muerte, sino que también voy a romper el yugo de pecado, que es la maldición". Todo lo que usted tiene que hacer es reclamar esta verdad por medio de Jesucristo y de su unción. Todo pecado será perdonado y toda maldición quedará rota para usted y su familia en el nombre de Jesús.

Lea Isaías 53. Aunque es un texto bíblico que muchos cristianos se saben de memoria, he descubierto que la mayoría no comprenden la poderosa revelación que Dios nos está profetizando en Jesucristo.

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
--Isaías 53:5

Si yo tomara algún tipo de arma y lo golpeara en el brazo con suficiente fuerza como para romperle la piel, usted comenzaría a sangrar. Eso sería una herida. Jesús fue herido por nuestras rebeliones, por nuestras faltas. Pero después dice que fue molido por nuestros pecados. Si lo golpeo en el brazo sin romperle la piel, se le va a llenar el brazo de magulladuras, lo cual significa que estaría sangrando interiormente. Y la iniquidad es una magulladura espiritual interior que trata de quebrantarnos o destruirnos la vida.

Isaías 1:18 dice: "Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana". La palabra "grana" habla de algo "doblemente sumergido, o doblemente teñido... doblar, o hacer algo dos veces".

Cuando Dios nos dice que la sangre de Jesús nos limpia, significa que somos doblemente sumergidos. Somos perdonados, pero también somos liberados de la iniquidad. Vamos al cielo, pero también somos sanados en nuestro interior, para que podamos llevar una vida pura, santa y justa sobre la tierra. Tenemos el poder necesario para resistirnos al pecado y llevar una vida santa. Tenemos el poder necesario para resistirnos a la ira, la violencia, las drogas y la depresión.

Cualesquiera que hayan sido nuestros pecados; por profundamente manchada que esté nuestra vida, la sangre de Jesús no se limita a cubrir todo esto, sino que lo lava. Y Jesús no sólo lava el pecado, sino que también lava la consecuencia de nuestro pecado, que es la muerte. Tenemos vida eterna.

Las heridas sangran en el exterior, y las rebeliones son los actos externos. Así que cuando la Biblia dice que Jesús fue herido por nuestras transgresiones, esto significa que la sangre que Él derramó en el exterior lava nuestra vida de todo pecado. Él es el que elimina nuestras cargas. Cuando fue molido, fue molido en el interior para lavar ese espíritu de maldición. Él es también el destructor de yugos. Fue herido por nuestras transgresiones, y también fue molido por nuestras iniquidades. Él es el que quita las cargas y destruye los yugos. Él lo lava todo en el exterior y nos hace libres en el interior.

Cuando Pedro proclamó que Jesús es el Cristo, Jesús le respondió: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás" (Mateo 16:17). Debido a esta revelación, Jesús le dijo: "Pedro, ahora tú eres bendecido". Fue bendecido -- ungido o dotado de poder procedente de lo alto -- con prosperidad y con todas las bondades de Dios. Somos bienaventurados cuando comprendemos que Jesús es el Cristo que se lleva las cargas y destruye los yugos. Cuando Jesús bendijo a Pedro con poder y autoridad, respaldó lo hecho entregándole las llaves del Reino de Dios.

Las llaves del reino

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos.
--Mateo 16:19

Todos hemos visto personas con un gran aro repleto de llaves. Tal vez sean gente dedicada al mantenimiento, o dueños de edificios, pero por lo general tienen la autoridad necesaria para entrar en determinados cuartos o edificios. A la gente le gustan las llaves, porque son símbolo de autoridad, le dan el poder de cerrar y de abrir.

¿Le gustaría realmente tener las llaves? No las llaves de un edificio o de un automóvil, sino las verdaderas llaves del Reino de Dios; del poder y la revelación de Dios. Con frecuencia le digo a mi iglesia que no hay poder en los ritos, pero sí hay un poder transformador en la revelación. El bautismo no tiene poder si la persona se limita a pasar por un rito religioso. Pero cuando alguien aprende por medio de la Palabra de Dios lo que es el bautismo en agua, yo he visto personas entrar enfermas al agua y salir totalmente sanadas. Lo mismo sucede con la comunión. No es sólo un rito que se hace con unas cuantas galletas y un poco de jugo, sino un memorial para recordar que tenemos un pacto con Dios, y que Él lo ha sellado con la sangre de Jesucristo, y gracias a esa sangre, podemos creer sus promesas de sanidad y prosperidad. La comunión es un momento de milagros.

Cuando Pedro dijo: "Tú eres el Cristo, el ungido de Dios que quita las cargas y rompe todo yugo", Jesús le dijo: "Te voy a bendecir. Te voy a dar poder, y también te voy a dar las llaves del Reino de Dios. Ahora, cuanto tú ates (prohíbas o cierres) en la tierra, yo haré lo mismo en los cielos, y cuanto tú desates (permitas o abras) en la tierra, yo lo voy a respaldar con todo mi poder en los cielos".

Cuando Jesús derrotó a Satanás y cumplió la profecía de Génesis 3:15, donde decía que Él le aplastaría la cabeza, lo que hizo fue pisotearle la cabeza y recuperar todo lo que él había robado. No sólo tiene las llaves de la vida, sino también las llaves de la muerte y del hades (vea Ap. 1:18). Así como le dio a Pedro las llaves del reino, también nos las ha dado a nosotros. Ya las puertas del infierno no podrán prevalecer contra nosotros. Las drogas, el alcohol, la ira, la pobreza, el divorcio y tantas otras cosas, ya no tendrán poder sobre nuestra vida. Jesús, el Cristo, ha quitado la carga y quebrantado el yugo.

En el principio, Dios Padre tenía toda la autoridad. Él era quien tenía todas las llaves del reino. Cuando creó a Adán, le dio las llaves de la autoridad y el dominio. Pero Adán y Eva desobedecieron a Dios y siguieron a Satanás. En ese momento, Satanás obtuvo las llaves y se convirtió en el dios de este mundo.

Entonces, Jesús murió en la cruz, derramó su sangre por nuestra redención y descendió a los infiernos para derrotar a Satanás. Así fue como recuperó las llaves para usted y para mí. Pero si nos quedamos parados con las llaves en la mano, no vamos a abrir ni cerrar nada. En eso no hay poder alguno. Por eso, Jesús le está preguntando: "¿Quién dices que soy yo?" Cuando usted le responda: "Tú eres el que quita las cargas y destruye los yugos. Tú eres el Cristo. Tú eres el que me va a perdonar el pecado y va a romper esta maldición que hay en mi vida", entonces estará gritando: "¡Yo tengo las llaves!" ¡Es hora de atar la maldición y desatar la bendición!

Bendiciones e iniquidades a través de generaciones

Vemos en la Biblia gente cuya vida bendijo a su familia y a su nación. Vemos también gente cuyas acciones les acarrearon una maldición a su familia, su ciudad y su nación. Usted y yo no somos diferentes. Estamos cosechando las consecuencias del pecado de Adán. También estamos cosechando las consecuencias de la promesa de Dios a Abraham de que todas las familias de la tierra serían bendecidas por medio de él. A través de Abraham y de sus descendientes, Isaac y Jacob, aparecieron las doce tribus de Israel que terminaron convirtiéndose en la nación de Israel. De esta nación vino Jesús, y por medio de Jesús, la maldición fue rota.

Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
--Génesis 12:2-3

No importa que usted esté sufriendo por una maldición que es consecuencia de algo que usted mismo haya hecho, o que se debe a algo que hayan hecho sus antepasados. El Cristo que quita las cargas y destruye los yugos vino para hacerlo libre. Ya usted no tiene que pagar más las consecuencias de esa maldición. Puede vivir en las bendiciones, en la libertad de la redención y en la restauración de Dios.

Larry Huch es el pastor y fundador de la iglesia New Beginnings Center en Oregon, E.U.A. Este artículo se obtuvo de su libro Libre al fin publicado por Casa Creación. Huch también fue liberado de las maldiciones de furia e ira que existían en su familia.

20 GRANDES MENTIRAS EN EL CODIGO DE DA VINCI


En poco más de tres años, El Código Da Vinci se ha convertido en la novela para adultos más exitosa de todos los tiempos, además de ser el tema de intenso debate sobre los cristianos, porque su afirmación radical socava las bases del cristianismo. ¿Por qué hay tanto alboroto por una obra de ficción?

¿Por qué hay tanto alboroto por una obra de ficción? La respuesta se halla en una página en la que el autor Dan Brown afirma que "todas las descripciones de obras, arquitectura, documentos y rituales secretos en esta novela son certeras".

En realidad, la novela es un modelo de inexactitud en casi todo tema que toca. Los críticos han notado los erro­res en los cálculos matemáticos, la geografía francesa y hasta en el plano del museo de Louvre. Más importante aún, la nota discordante de Brown acerca de Jesús, la Biblia, las sociedades secretas y el ritual sexual se basan en una investigación superficial y negligente. No obstante, debido a la popularidad de la novela y la asombrosa bravuconería en su tono, es necesario proporcionar para los cristianos una crítica de sus errores garrafales. He aquí 20 de ellos:

1. El emperador romano Constantino inventó la Biblia en el siglo IV.
El código Da Vinci informa que "Constantino encargó y financió una nueva Biblia", una que no incluyera los textos gnósticos que humanizaban a Jesús, pero que sí incluyera el Evangelio tradicional que hizo de Jesús una especie de dios.
De hecho, Constantino no tuvo nada que ver con la creación del canon cristiano. Ni siquiera hacen mención de él en el Cambridge History of the Bible estándar. Los cuatro Evangelios cristianos fueron reconocidos por todos los cristianos unos 150 años antes de Constantino.

2. Los pergaminos del Mar Muerto y los evangelios gnósticos son los registros cristianos.
Los pergaminos del Mar Muerto se descubrieron en 1947, y datan del año 250 antes de Cristo a 100 después de Cristo. Sin embargo, esos documentos prácticamente no tienen nada que ver con la cristiandad, pero sí con varios grupos judíos, rituales e ideas antes y durante la época de Cristo.
Los evangelios gnósticos ofrecen una versión torcida y herética de la fe cristiana, pero no salieron a la luz hasta cerca de un siglo o más, después que los cuatro Evangelios tradicionales se completaron. Los registros cristianos más recientes son los escritos del Nuevo Testamento.

3. Los evangelios gnósticos representan un panorama positivo de las féminas.
Dicen que los textos gnósticos brindan la imagen humana y sexual de Jesús, quien acogió a la fémina sagrada (María Magdalena). En la actualidad, el Jesús presentado en el material gnóstico suele ser extraño, y la ideología esencial tiende a ser radicalmente antifemenina.
Tome en consideración el siguiente pasaje del Evangelio de Tomás: "Simón Pedro les dijo: 'Haz que María nos abandone, porque las féminas no merecen vivir'. Jesús respondió: 'Miren, la guiaré para que sea hombre, y así ella también se convierta en un espíritu viviente semejante a ustedes que son hombres. Pues cada mujer que se vuelva hombre, podrá entrar en el reino del cielo'".

4. Los cristianos primitivos no creyeron que Jesús era el Hijo de Dios.
Esta es una extraña afirmación, pues surge de la ignorancia malintencionada o la ceguera de lo obvio. Después de 2,000 años, la gente continúa con el debate de si Jesús es el Hijo de Dios.
Sin embargo, lo que nunca ha sido tema de duda es que los cristianos primitivos confesaron que Jesús es el Hijo de Dios, tal como lo señalan las siguientes Escrituras: "Respondiendo Simón Pedro, dijo: 'Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente' (Mateo 16:16); Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo" (Gálatas 4:4).

5. El Concilio de Nicea (325 después de Cristo) inventó la divinidad de Jesús.
Contrario a lo que afirma Brown, el famoso concilio de la iglesia se reunió para aclarar el hecho de la divinidad de Jesús, no para crearla. Existen miles de referencias acerca de la divinidad de Jesús en la literatura cristiana y la arqueología anterior al Concilio de Nicea. Eso incluye los cientos de afirmaciones en el Nuevo Testamento y los testimonios de los líderes de la iglesia primitiva a través del segundo y el tercer siglo.

6. ¿Jesús era realmente un pagano o un brujo?
Ninguna referencia estándar de obras de brujería jamás incluyó a Jesús como un brujo o pagano. La novela intenta discutir que Jesús era una copia de una deidad pagana de la antigüedad. Esa imagen viene del hecho de ignorar por completo el contexto judío de la vida y las enseñanzas de Jesús. Si Jesús hubiese sido un pagano o brujo, los líderes judíos en su contra habrían notado sus inclinaciones.

7. Jesús estaba casado con María Magdalena.
La novela afirma que existen "un sinnúmero de refe­rencias" en la historia antigua sobre la unión de Jesús y María Magdalena, y que los historiadores "han explorado el tema ad nauseum". Primero, no hay nada en el Nuevo Testamento ni en ningún otro material del siglo I que trate sobre tal matrimonio. Segundo, no hay mención explícita alguna del supuesto matrimonio en el material gnóstico del siglo II y III. Lo único que hay en el material gnóstico es la referencia de María como la "acompañante" de Jesús. Sin embargo, esa palabra no suele significar esposa o mujer.

8. Jesús y María procrearon una hija llamada Sara.
La novela afirma que María se hallaba embarazada al momento de Jesús morir. José de Arimatea, su tío, la ayudó a mudarse a Francia. Allí dio a luz a la niña, y le dio el nombre de Sara. María y Sara hallaron refugio en la comunidad judía de Francia. Hemos escuchado que "un sinnúmero de estudiosos sobre esa era sostiene que hay crónicas de los días de María Magdalena en Francia".
Eso no es nada más que basura histórica hecha popular en 1982 por la candente obra Holy Blood, Holy Grail. No existe ningún documento antiguo que avale ninguna de esas afirmaciones, y ningún estudioso de esa época hizo crónicas de los supuestos eventos. Dan Brown no puede producir ni un simple documento de la antigüedad que pruebe tales afirmaciones extrañas.

9. Hubo una campaña de difamación contra María Magdalena en la tradición católica.
María Magdalena recibe una atención significativa en la Biblia y la tradición católica. De hecho, es vista como una santa, y su día festivo se celebra el 22 de julio. Su estatus como discípula muy cercana a Jesús se señala por ella ser una de las primeras personas en testificar haber visto a Jesús resuscitado. La opinión equívoca de que ella fue prostituta no surgió hasta el año 591 después de Cristo, cuando el Papa Gregorio I confundió a María Magdalena con una prostituta mencionada en Lucas 7:36-50.

10. Una sociedad secreta llamada Priorato de Sion comenzó en el año 1099, y había protegido la osamenta de María Magdalena y los documentos sobre la genealogía y parentescos de Jesús.
Ese es uno de los más grandes errores presentados en El código Da Vinci. De hecho, el Priorato de Sion se había iniciado en Francia el 7 de mayo de 1956, por un artista estafador llamado Pierre Plantard (1920-2000). El Priorato fue primero una organización cívica. En la década de 1960, Plantard creó la mitología de una sociedad secreta dirigida por figuras como Isaac Newton y Leonardo Da Vinci.

11. Los documentos antiguos sobre el Priorato se descubrieron en la Biblioteca Nacional de París en 1975.
La novela se refiere a los supuestos pergaminos como Les Dossier Secrets (Los expedientes secretos). Esos documentos no son antiguos, pero sí son falsificaciones hechas por Philippe de Chérisey (1925-1985), un cons­pirador junto con Plantard. La biblioteca francesa no descubrió dichos documentos en 1975, pero Plantard los colocó allí en 1967. Tanto Chérisey como Plantard confesaron la broma de mal gusto que hicieron antes de morir. De hecho, Plantard fue obligado a confesar el fraude ante el juez Thierry Jean-Pierre en un tribunal francés en septiembre de 1993.

12. Existen unas listas históricas de "Los Grandes Maes­tros" del Priorato de Sion.
De hecho, cuando Plantard inventó el Priorato de Sion, copió su lista de "Grandes Maestros" de una supuesta lista de líderes de la sociedad secreta denominada como la Antigua y Mística Orden Rosae Cruci, fundada en América en 1915.

13. El Santo Grial no es la copa de "La última cena", sino la osamenta de María Magdalena.
La novela sostiene que "la búsqueda del Santo Grial es literalmente la búsqueda para arrodillarse ante los huesos de María Magdalena. Un viaje para orar a los pies de la marginada, la perdida fémina sagrada".
La leyenda del Santo Grial comenzó cerca del año 1180 después de Cristo, y continuó a lo largo del siglo XIX. Nunca incluyó las afirmaciones sobre los huesos de María Magdalena. ¿No resulta curioso el hecho de que ningún miembro del Priorato de Sion se haya sentido tentado de revelar el lugar donde se hallaba la osamenta de María Magdalena?

14. Los Caballeros Templarios velaron la osamenta perteneciente a María Magdalena y cuatro enormes baúles de documentos antiguos sobre la genealogía de Jesucristo y los reyes franceses que descendieron de Él.
Los Caballeros Templarios es una orden religiosa militar que se fundó a principios del siglo XII. Hughes de Payens, un caballe­ro francés, dirigió ocho camaradas en la campaña para proteger a los peregrinos camino a Tierra Santa.
En el material histórico, nunca se ha discutido sobre los Templarios y la protección que le brindaron a María Magdalena o los documentos sobre los reyes franceses. Esas afirmaciones son inventos de Pierre Plantard, quien declaró, en un momento dado, que él descendía de Jesús y era el heredero adecuado al trono francés.

15. Leonardo Da Vinci formó parte una vez de los Grandes Maestros del Priorato de Sion.
El Priorato comenzó 437 años después de la muerte de Da Vinci. Ni aún los expertos en la vida y obra de Da Vinci en el mundo han avalado la idea de que el artista haya dirigido alguna vez un culto sexual pagano. James Beck, de la Universidad de Columbia, le llama a eso algo "totalmente sin sentido". Los expertos sobre Da Vinci se han reunido en conferencias especiales con el fin de desacreditar las falsas afirmaciones de la novela sobre el afamado artista.

16. Leonardo Da Vinci colocó la figura de María Magdalena al lado de Jesús en su famoso cuadro de "La última cena".
La novela sostiene de una forma muy confidencial que la persona que aparece al lado de Jesús en el cuadro de Da Vinci de "La última cena", "llevaba una abundante cabellera roja, delicadas manos entrecruzadas y un poco de busto. Sin duda, se percibía que era una fémina".
En la época de Leonardo, todos pensaban que esa persona era Juan, el discípulo amado. Los expertos del arte renacentista siempre han notado que a Juan lo pintaban de una manera afeminada. La intención del cuadro no era revelar la identidad de una mujer, sino la tensión creada entre los apóstoles después de que Jesús les dijo: "Uno de ustedes me traicionará”.

17. La iglesia católica mató a cinco millones de mujeres durante la Santa Inquisición. Las mujeres tildadas como brujas eran de pensamiento liberal, estudiosas, sacerdotisas, gitanas, amantes de la naturaleza, místicas y parteras.
Primero, tanto hombres como mujeres fueron acusados de ser brujos. Segundo, las mujeres víctimas eran generalmente mayores y no solían pertener a ninguna clase social ni profesión específica. Tercero, las muertes no llegaron a un total de 100,000 (contando ambos sexos). Lo más importante aún, la inquisición surgió de la creencia de que ciertos hombres y mujeres adoraban a Satanás y realizaban actos diabólicos.

18. François Mitterand, el ex presidente francés, ordenó 666 paneles de cristal para la pirámide en la entrada del museo de Louvre.
La novela adopta un falso rumor que circuló en la sociedad francesa hace dos décadas. El ex presidente Mitterand no ordenó 666 paneles de cristal para la pirámide del museo. De hecho, la oficina de relaciones públicas del museo de Louvre informa que la pirámide tiene 673 paneles de cristal.

19. La tradición de los cristianos y judíos primitivos involucraba rituales sexuales en la adoración.
En todo el Nuevo Testamento o en la historia judía, no existe siquiera un indicio de que los ritos sexuales formasen parte de la adoración en el templo. Los hombres judíos no se comprometían sexualmente con las sacerdotisas en el templo. La palabra "sacerdotisa" ni siquiera se usa en el Viejo Testamento.
En la novela, Jesús y María Magdalena se presentan como los participantes ideales del rito sexual del cristianismo primitivo. Esa disparatada afirmación no tiene bases en la historia, ni tampoco en términos de la tradición cristiana primitiva o en las refe­rencia a los documentos gnósticos.

20. La verdadera adoración conlleva un ritual sexual.
El código Da Vinci afirma que "históricamente, el sostener relaciones sexuales es un acto a través del cual el hombre y la mujer experimentan a Dios", y que "por tener comunión con la mujer, el hombre puede lograr un momento climático cuando su mente queda en blanco por completo y le es posible ver a Dios". La novela hasta discute, contra todas las pruebas, que ese rito sexual pagano antiguo lo practicaban los judíos en el templo y los cristianos primitivos.

Esta obra hará mucho daño a todos los inocentes que buscan de la fe y siguen la aprobación del rito sexual como un camino a Dios. Brown seguramente miente en su retórica sobre el sexo en la adoración. Es verdaderamente imposible imaginar que él se crea la ideología de su propia novela. ¿Acaso estaría dispuesto a participar en ese ritual que defiende su novela? ¿Le recomendaría Brown ese rito de antaño a su esposa, familia y amistades?

Tanto en el libro como en la película, El código Da Vinci representa una amenaza para los cristianos, al igual que una oportunidad. Su peligro estriba en las falsas afirmaciones que socavan las enseñanzas básicas del evangelio. A su vez, la novela y la película crean una oportunidad sin precedentes para los creyentes que testifican sobre lo fidedigna que es la Biblia y sus mensajes, pues el Hijo de Dios se hizo carne, murió en la cruz y resucitó para salvarnos del pecado.