RUT: TE DEFINEN TUS ACTOS, NO TU ORIGEN


Rut ya no era una joven cuando se casó con Booz y dio a luz a Obed. Había estado casada con Mahlón en Moab durante casi diez años, y había continuado viuda durante algún tiempo.

En aquellos tiempos y en el Oriente, podía ya considerarse, pues, una mujer de edad madura. Al compararla con Noemí nos inclinamos a pensar que era joven, pero no lo era tanto como suponemos. Rut procedía del mismo origen pagano de Orfa. Era parte de la tribu de Moab, que había degenerado espiritualmente. También ella había entrado en contacto con Ia Santa influencia de Elimelec y su familia. Pero al revés de Orfa había abierto su corazón a la gracia.

No tenemos la menor indicación de que Noemí tratara a Rut de modo diferente que a Orfa. Pero, Ia disposición del corazón de una es totalmente distinto del de la otra. Orfa había rechazado en su corazón la gracia. Noemí había abierto su corazón a la misma. Notemos que las tres habían empezado el viaje juntas. Es posible que si no se hubiera presentado la cuestión de decidir por un pueblo y otro, por unos dioses u otros, las tres habrían llegado a Belén. Pero Noemí, de repente se para y las insta a que regresen a los dioses de sus padres.

Ante esta invitación Orfa se vuelve. Rut, por el contrario, se siente conmovida por la fe que arde ya en ella y se niega a regresar. Hace su decisión, y confiesa que en adelante su vida y su muerte será contada con el pueblo de Dios. «No me ruegues que te deje y que me aparte de ti;, porque adonde quiera que tú vayas iré yo, y donde quiera. que vivas viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo Ia muerte hará separación entre nosotras dos.»

Vemos, pues, que Dios usó su afecto por Ia pobre y desolada Noemí como medio de gracia. Noemí es el eslabón con que Dios ha unido para siempre a Rut con su pueblo y su Mesías.

No vemos a Rut trazando especulaciones espirituales abstractas. Con agradecimiento mira el rostro arrugado y triste de la madre de su esposo y quiere permanecer junto a ella. La fe en el Dios de Israel se mezcla inseparablemente con su amor por Noemí. Quiere identificarse con ella, pero en el fondo hemos de ver la confesión de que el Dios de Noemí será el suyo. Admite, en realidad, que el mismo Dios que la sacó de Moab la trasplanta al pueblo de Israel.

La fe de Rut es simple y transparente. Un servicio humilde y tranquilo, sin macha de orgullo o altivez espiritual. Rut no dice: «Alguien tiene que cuidar a esta anciana, y soy yo quien debe hacerlo.» Respetó la posición de Noemí como madre y decidió ser su hija.
Rut siguió a los segadores en un campo de Belén, para proveer para su suegra y para ella. Por haberlo hecho en humilde obediencia Dios la bendijo. Entró en los campos de Booz. Todos le fueron favorables; todos la ayudaron. Luego, cuando Noemí oyó la simpatía mostrada por Booz se preguntó si siendo su pariente no estaría dispuesto a casarse con Rut. En esto Rut volvió a ajustarse a los deseos de su suegra. En todo, incluso lo más aventurado, ejerció Rut obediencia total. De esta manera Dios tejió el hilo de su vida en la tela de la historia de su pueblo.

Booz se casó con Rut. Rut dio a luz a Obed. De Obed nació Isaí. Así que Rut, la moabita, fue incluida en la línea de los elegidos por Dios para formar la línea de la que nació el Salvador. Rut fue la bisabuela de David.

ELISABET: AMISTAD INCONDICIONAL SIN ENVIDIA


A Elisabet le cabe el honor de ser la primera mujer que confesó a Cristo en la carne, incluso antes que María. Cuando María, después que hubo concebido por el Espíritu, fue a visitar a Elisabet, esta exclamó en oración profética: "¿De dónde a mí esto, que la madre de mi Señor venga a mí?" (v. 43). Por medio de esta inesperada e indudable confesión Elisabet reforzó la fe de María en el hecho de que ella, sin la menor duda, llevaba al Salvador del mundo en su seno.

Es esta fe firme e invariable que constituye la virtud más prominente de Elisabet. Quizá su firme convicción de que Cristo había ya empezado a asumir forma humana no nos parece a nosotros particularmente notable. Esto puede ser porque sabemos que María ya llevaba en su seno a su hijo, y que este hijo demostró ser el Mediador entre Dios y los hombres. Pero Elisabet no tenía nuestra perspectiva histórica.

Y por esta razón la convicción a que dio expresión es verdaderamente notable.
Israel había quedado reducido casi a la nada, debido al desprecio y malicia de la jurisdicción romana. El culto a Jehová había quedado reducido a poco más que mero formalismo. Caifás, por ejemplo, constituía un ejemplo patente de la condición de degeneración a que había llegado el sacerdocio en aquel tiempo. Y hemos de recordar que Elisabet pertenecía a este pueblo, que se hallaba en condiciones espirituales humillantes.

Además, Elisabet era anciana, una mujer que había estado pidiendo un hijo a Dios durante muchos años. Era motejada con este estigma de la esterilidad. Y no había estado presente al tiempo en que el ángel se le apareció a Zacarías. No había oído lo que Gabriel le dijo a María. Todo esto ella lo había oído de otros.
A pesar de sus circunstancias desfavorables, Elisabet trascendió inmediatamente toda duda. No sólo esperaba al Mesías que había de llegar, sino que creyó que había llegado. Cuando María fue a visitarla, ella vio y creyó inmediatamente esta maravillosa verdad: "Aquí debajo de los vestidos de esta mujer se halla mi Salvador escondido." El Mesías ya no tenía que venir. Elisabet sabía que había venido. Y por ello oró y le confesó.

Los pasos por los cuales el Señor condujo a Elisabet a esta fe rica y plena no nos son escondidos. Su nombre era el mismo que el de la mujer de Aarón. Caifás, dijimos, era un ejemplo de degeneración del sacerdocio en su tiempo. Elisabet representaba un verdadero retoño del tronco familiar de Aarón. Ella preservaba todas las benditas tradiciones de la familia de Aarón. El Señor, por tanto, la había conducido a ello, aunque fuera a través de caminos de humillación, pues era aflictivo de un modo especial el que la hija de un sacerdote permaneciera sin hijos.

Por lo que el Señor inesperadamente la bendijo con un embarazo con el que ya no contaba. Había renunciado a la esperanza de tener un hijo. Su concepción fue acompañada de un mensaje de un ángel y de la mudez de su marido. Es patético, pero Zacarías no le pudo decir nada respecto a su encuentro con el ángel; tuvo que escribirselo. Por estas demostraciones extraordinarias, Elisabet, sabía que Dios había decidido realizar cosas maravillosas. Le parecería a ella que habían vuelto los días de Abraham y Sara, y que Dios había visitado de nuevo a su pueblo.

María fue a visitarla cuando Elisabet ya estaba de cinco meses. El instinto maternal de Elisabet le dijo que un hijo se movía en su matriz, al ver a María, y que este hijo se movía en una forma extraordinaria. Así que madre e hijo fueron afectados por la influencia del Espíritu Santo cuando se acercó el Salvador. Al instante la flor de la fe floreció del todo en Elisabet. Ella apreció y sintió la bendición del hecho que Dios, revelado en la carne, estaba cumpliendo la esperanza de sus padres.

Es interesante observar la evidencia de esta fe en Elisabet. Era la madre de Juan. María, una mujer mucho más joven que ella, y que ni tan sólo descendía de sacerdotes, era la madre del Mesías. Una situación así podría haber inducido celos en ella. Podría haberse dicho: "¿Por qué a ella este mayor honor?" Sabemos que en Elisabet no hubo tales pensamientos. Dio a María el más honroso de los nombres posibles a una mujer: "Madre de mi Señor." Y se lo dijo de modo espontáneo y natural, sin afectación. Alabó a María como "bendita tú entre todas las mujeres".

El hijo de Elisabet dijo más adelante: "El tiene que crecer y yo he de menguar." El espíritu de Elisabet pasó a Juan, o el espíritu de Juan ya inspiraba a Elisabet. Elisabet fue el último retoño de la vara de Aarón. Judá había de dar nacimiento al Mesías, pero Aarón había de adorarle en servicio.

ESTHER: BELLEZA E INTELIGENCIA AL SERVICIO DE DIOS


Ester es la última mujer del Antiguo Testamento de la cual conocemos bastante para hacer un perfil de la misma. Encontramos en su carácter y conducta puntos dignos de elogio, pero también otros que lo son menos.

Digamos en primer lugar que, como dice el versículo, era muy hermosa. Tenía que serlo, pues el rey Asuero había ordenado que su imperio fuera reseguido y buscado para encontrar las mujeres más hermosas, y que éstas fueran traídas a Susa. Entre tanta belleza Ester fue considerada superior. Asuero se sintió cautivado por ella y la eligió para sustituir a la reina arrinconada Vasti.

Como cualidades de carácter encontramos dos que son agradables. Primero es su afecto por Mardoqueo, su padre adoptivo y segundo su decisión y valor al oponerse a Amán. Hay muchas personas que cuando emergen de la oscuridad a posiciones de autoridad y favor no se acuerdan más,o fingen no acordarse de las personas con quienes se habían frecuentado antes, incluso de sus deudos y familiares. No podemos decir esto de Ester.

Su valor es indudable. Arriesgó su vida al aparecer ante Asuero sin ser llamada: «Si perezco que perezca», resuena todavía como una demostración de su valor. Sus acciones fueron decisivas, realizadas con mucho tacto. Era una persona de carácter.

Entre los rasgos menos dignos de alabanza hay la impresión que produce su conducta de que vaciló bastante antes de decidir presentarse al rey (vease capítulo 4). Mardoqueo tuvo que usar lenguaje bastante enérgico para convencerla: «No te imagines que por estar en la casa del rey te vas a librar tú sola más que cualquier judío.» Y especialmente la conmovió otra parte del mensaje: «Quién sabe si para una ocasión como ésta has llegado a ser reina.»

Puede mencionarse también el hecho de que aceptara la proposición de Asuero de hacerla reina con evidente alegría. Vasti no había sido depuesta por una causa legítima, y aunque para discutir con Asuero sus acciones (sería ridículo pensar que podía haberle echado en cara este acto), no hay duda que el que una hija de Abraham se casara con un potentado pagano era una flagrante violación de las órdenes de Dios. En otras palabras, si su conciencia la hubiera acusado de un acto reprobable, podría haber procurado no causar tan buena impresión en el rey.

También es reprobable el que se dejara llevar por el deseo de venganza, o sea, que una vez había conseguido el decreto que permitió a los judíos matar a quinientos hombres en Susa que se oponían a ellos; entre ellos a los diez hijos de Amán (aparte del mismo Amán) no considerara que ya había bastante. Todavía le pidió al rey un día más de venganza (trescientos hombres murieron en esta nueva matanza), y que se dejara colgando de la horca a los diez hijos de Amán. Esto es reprobable.

Los planes de Amán eran para la eliminación de todo el pueblo judío, Ester incluida, si fuera posible, pero Ester no mostró clemencia. Tenemos que llegar al Nuevo Testamento para hallar figuras dulces como María, la madre de Jesús,o María de Betania. 

Ester también contribuyó a su manera a la redención de su pueblo. Es necesario que sea erigida la cruz en el Gólgota para que cesen todas estas matanzas y la paz y el amor se enseñoreen de los corazones.

SARA: LA FE AUN EN LA IMPERFECCION HUMANA


Sara es la primera mujer cuya fe se nos muestra para que la observemos, y esto específicamente en su función de mujer casada. Hay dos apóstoles que nos lo dicen. Primero es Pablo que indica que por fe pasó a ser madre (Hebreos 11:11) y segundo, Pedro, que ruega a las mujeres cristianas que sean como Sara, que " obedecía a Abraham llamándole señor" (1ra.Pedro 3:6). No sabemos qué clase de mujer era Sara como hija, en su casa, o como doncella. Se nos presenta ya como "la mujer de Abraham" y así permanece en la Biblia.

En algunos aspectos, Sara puede ser comparada con Ada y Zila: su hermosura, que es altamente alabada, por ejemplo; en el episodio de Agar [su sierva ofrecida a Abraham como esposa] vemos que seguía el ejemplo que habían dado las mujeres de Lamec. Se nos dice que fué deseada dos veces por otros hombres, primero por el Faraón y luego por Abimelec. Añadamos a esto sus celos entre ella y Agar, y tenemos la impresión que el malestar y desazón de Ada y Zila llena también la tienda de Sara. Sara nos es presentada como es: como una intrigante a veces; a veces como una heroína. Se nos presenta la vida de una mujer como era en aquellos días, una vida de negación personal para las mujeres.

Hay una diferencia importante en la situacion de Sara con respecto a la de Ada y Zila. Interviene la gracia en esta situación patética. El misterio de la fe se realiza en su corazón. Por medio de esta fe la posición de la mujer es esencialmente ennoblecida, de modo que puede ser presentada como un modelo para las mujeres cristianas.

Esta fe, sin embargo, se expresa a través del curso natural de los sucesos. En realidad halla en la vida ordinaria la substancia en la cual puede echar raíces y empezar a crecer. Esta fe perfecta primero le induce a conducirse en la capacidad de madre conforme a las ordenanzas de Dios. Esta fe luego se fija en el Hijo que había de nacer, y de esta forma en el Mesías.

Como esposa de su marido cumple todos los requerimientos de los preceptos divinos. En el Paraíso Dios había dicho que la voluntad de la mujer debía ser sometida a la del marido y Sara busca su satisfacción en la obediencia a esta orden. Cuando Abraham sale de Ur de los Caldeos para ir a Canaán, ella deja a sus amigos para ir con él a un país extraño. Cuando es raptada al harén de dos príncipes extranjeros, permanece fiel a Abraham. En todo se adapta a las circunstancias. Recibe sus invitados y con ello, sin saberlo hospeda a ángeles. Y, finalmente, decide dar la preferencia a Agar antes de ver a su marido sin hijos.
Por esta actitud recobra la posición de dignidad que Dios había asignado a la mujer. La mujer teme ante la autoridad. Pedro dice a las mujeres cristianas: "Vosotras habéis venido a ser hijas (de Sara), si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza" (1.a Pedro 3:6). Por tanto, ocupando exactamente la posición apropiada que Dios le ha ordenado, Sara consigue ser una mujer con dignidad. Luego, cuando Agar la provoca, afirma sus derechos como esposa, y Dios le dice a Abraham que debe tomar partido por Sara.

Sara no se aceptaba a sí misma. Es verdad que ella creyó que el Mesías procedería de su marido. Pero finalmente acabó creyendo que no iba a compartir este honor como madre. Por ello dio a Agar a Abraham. Cuando Dios se apareció a ella y a Abraham, y les dice que el hijo nacerá de su matriz, ella lo duda. Persiste en colocar la promesa sobre el hijo de Agar. Por ello se ríe. A pesar de su risa incrédula, sin embargo, acepta finalmente la esperanza de que el Mesías saldrá de su seno. El apóstol dice que "por fe recibió poder para concebir". Dios, en consecuencia, cumple dos cosas en ella. Por su Espíritu la fortalece y hace que su fe crezca. Además, crea en ella una nueva vida en su seno.
De esta manera pasa a ser la madre de Isaac y a través de él, del Mesías. Y es presentada a todas las mujeres cristianas como su madre. Todas son instadas a ser hijas de Sara, a fin de que pueda crecer en una fe bien fundada y progresiva.

Sara, sin embargo, tuvo momentos pecaminosos. El ceder a Agar fue un acto de incredulidad. Su risa fue también incrédula. A causa de su incredulidad Sara trató a Agar rudamente. Y las Escrituras no disimulan este hecho.
Pero a pesar de todos sus pecados, Sara vivió por fe. Por fe recobró su valor como mujer. Por fe, de Sarai pasó a Sara. Comparada con Ada y Zila, Sara es una princesa entre las mujeres.

LA MUJER SAMARITANA: DIOS SIEMPRE VE MAS ALLA


Esta mujer no podemos decir que fuera un modelo de virtudes. El hecho de que cinco maridos se le murieran no puede achacársele como culpa suya, pero sí el que, cuando fue al pozo y encontró a Jesús, estuviera viviendo con un hombre que no era su marido.

Era sin duda una mujer desenvuelta, no muy recatada, probablemente un tipo que procuraríamos evitar si asistiera a la misma iglesia que nosotros. Y sin embargo, Dios, en su Providencía dirige las cosas de tal forma que esta mujer mundana, superficial y probablemente inculta, recibe una revelación extraordinaria, pues Jesús le habla de términos de gran profundidad y simbolismo, que se reservaba para ocasiones solemnes.

La mujer va al pozo, donde se halla Jesús sentado. Le pide de beber, pero sólo como excusa para entrar en un tema más profundo. La mujer de momento no entiende lo que dice, pero Jesús, poco a poco, le pone delante una visión espiritual y delicada que nos asombra pensar como podría ser captada por la mujer. Algunos no han vacilado en llamar esta entrevista pura ficción, una alegoría. Sabemos que fue real y conocemos el resultado de esta conversación.
La lección para nosotros es clara. Nos habla del concepto que tenemos de nuestra propia piedad: probablemente trataríamos de evitar a una mujer como la de Sicar, dándola por un caso perdido. Jesús en cambio la escogió para convertirla y le indujo a hacer una confesión de fe.

Al mismo tiempo nos reprende a nosotros porque nos consideramos buenos y nobles. Nosotros pertenecemos a los que dicen, según las Escrituras: "Apártate de mí, que soy más santo que tú." El relato de la mujer de Samaria nos deja corridos y avergonzados. La gracia de Dios permanece soberana e independiente. Busca a los perdidos, no a los justos. Lo que cuenta es si es posible tocar la conciencia. Era posible en el caso de la mujer de Samaria.

DORCAS: LA MISERICORDIA AUN EN LA ESCASES


El nombre de la mujer era Tabita. Dorcas es una traducción hebrea. Tabita, en griego, significa «gacela». «Esta mujer abundaba en buenas obras y en Iimosnas que hacía.» Se dedicaba a coser vestidos y túnicas para los pobres. Esta costumbre ha sido imitada más adelante y en la Iglesia Cristiana de nuestros tiempos incluso su nombre ha presidido el de Sociedades de Señoras, que se han dedicado a la beneficiencia. 

Parece ser que fue la primera, (por lo menos de la que tenemos conocimiento) que se dedicó a estos actos de amor, inspirada por Cristo. Su ejemplo ha sido una fuente de inspiración constante para las buenas obras. La Iglesia ha mostrado en innumerables ocasiones este espíritu de amor hacia los pobres, especialmente en el pasado cuando no había la menor forma de auxilio social de entidades seculares o de las autoridades.
Tabita puso en acción las palabras de Jesús: «Estuve desnudo y me cubristeis.» Originó un movimiento de amor que ha perdurado durante diecinueve siglos. La Iglesia Cristiana ha mitigado infinitos sufrimientos. 

En tiempos pasados y en países no cristianos, la suerte de los humildes fue siempre cruel e inmisericorde.

Cuando Pedro fue a Jope se encontró al llegar que Tabita acababa de morir. La habían lavado y puesto en la estancia superior, y allí llorando, llevaron a Pedro, y le rodearon las viudas mostrándole las prendas en que todas ellas se ocupaban. La falta de Tabita iba a ser irremediable. Pedro se puso de rodillas, oró, y poco después se la volvió a presentar viva. Tabita pudo continuar su ministerio benéfico.

Tabita es una expresión del amor cristiano transformado en hechos. Apela a la acción de las mujeres que, por su edad, o su posición, o circunstancias, no tienen ninguna otra vocación específica. Nos enseña que la pobreza puede ser mitigada efectivamente en el nombre de Jesús

EUNICE: LA INFLUENCIA DE UNA MADRE


"Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también" (2 Timoteo 1:5).
Léase 2a Timoteo 1.

En la familia de Timoteo reinaba la tradición cristiana. Conocemos nombres en tres generaciones. Detrás de Timoteo hay Eunice, y detrás de ésta, Loida. Los tres manifiestan una «fe no fingida», que ha pasado de uno a otro. La fe no es impartida por los padres sino que procede de Dios. Pero Dios se complace en permitir que su bendición se acreciente en las sucesivas generaciones, imprimiendo el valor de lo que permanece y el conocimiento de ser llamado, dentro de la familia, para glorificar el nombre del Señor.

Ni Loida ni Eunice podían haberse imaginado que Timoteo iba a ser llamado a un lugar de tanta prominencia en la Iglesia de Cristo. A Pablo esta especie de nobilidad espiritual, que va de una generación a otra, como israelita, le parece especialmente hermosa. Se goza al contemplarla. Pero nos habla de ello por algo más: quiere llamar nuestra atención a lo realizado por la madre, la forma en que Dios la usó, a ella y a Loida, para inspirar la fe ferviente y real en Timoteo.

Pablo viene a decirnos que el hecho que Timoteo fuera criado bajo la influencia de la gracia es motivo en sí para dar gracias a Dios. La salvación puede tener lugar a cualquier edad, incluso a edad muy avanzada, pero el llegar lejos en el conocimiento de Dios suele ser más seguro cuando el niño ha sido criado dentro de las Escrituras. El corazón, espíritu y conciencia del niño es más tierno y en él se hunden de modo indeleble las enseñanzas. Cuando han sido imprimidas con eficacia difícilmente se borran más adelante. Timoteo tuvo un inmenso privilegio al poder ser educado desde la niñez en el camino del Señor. Para él, el conocimiento de la Escritura y el contenido de la fe fue vívidamente real. No eran un mero barniz formal, sino que habían crecido y se habían hecho una posesión inseparable de su propia vida y conciencia.

Timoteo le debía esto a su madre, como Agustín se lo debía a su madre Mónica. Este es el privilegio de algunos hijos de madres cristianas, pero no de todas. Algunos hijos de madres cristianas, convertidos luego, han dicho que no habían recibido la más mínima bendición de su madre. Pero en otras ocasiones la madre inspira de modo permanente la vida del hijo y éste conserva siempre sagrados recuerdos de ella. Es algo glorioso que unifica a los dos espiritualmente. La ternura del amor materno es santificada por el amor de Cristo; el amor maternal potencia el ferviente anhelo de la madre de que el hijo sea del Salvador. La madre no descansa hasta que de un modo u otro, leyendo historias de la Biblia, dando consejos, ejempío, estimulo, como sea, le induce a abrir su corazón al Salvador que se le está revelando por aquellos medios.

Nos lamentamos hoy del hecho que muchos hijos maduros se apartan de la fe. Pero al hacerlo hemos de preguntarnos dónde están las Eunices, cuya intensidad espiritual se ha contagiado al hijo. El padre sin duda tiene su responsabilidad, y su carácter, con frecuencia más fuerte, ha de guiar también al hijo en el hogar. Pero, aun cuando se ejerce la influencia del padre, la tierna actividad espiritual de la madre, su vida fiel, piadosa y de oración es la roturación del terreno que permite recibir la semilla en un blando seno. Las madres deben empezar su actividad en los niños cuando son muy jóvenes.

No basta con educar al hijo a comportarse con modales, cuidarlos e instruirlos con rectitud. Hay que conducirlos a entrar en los misterios de la Divinidad.

MARIA MAGDALENA: LOS OJOS DEL MUNDO VS LOS OJOS DE DIOS

El filósofo del siglo diecisiete, Joseph hall, cierta vez dijo, Una reputación una vez quebrada posiblemente pueda ser reparada, pero el mundo siempre mantendrá los ojos abiertos sobre el lugar donde estaba la grieta ¡cuan cierto!Peor todavía, algunas reputaciones son destruidas deliberadamente por personas que se deleitan en tornar al noble príncipe de hoy en un criminal sucio de mañana. 

La buena reputación de ninguno es inmune a la degradación, y, la lamentablemente, pocas personas dignas de desprecio reciben lo que merecen.¿cómo se sentiría si viviera una vida honrada y honorable, solo para que después d e su muerte la gente diga que usted era un tenorio, un mentiroso, y un mariposón? Me imagino que no le gustaría .y supongo que si Maria Magdalena supiera lo que están diciendo de ella en estos días, no le gustaría tampoco. Algunas razones, Maria ha sido escogida para un tratamiento especialmente infame. La han llamado una prostituta, “una pecadora terrible” , y la discípula a quien Jesús amaba :(todos nosotros sabemos que eso fue dicho de Juan debido a su intensa espiritualidad, Juan 21:20-24). 

Maria también ha sido acusada de ser el interés del amor físico del señor, su esposa y ,madre de sus hijos, y la lista continua . Su nombre a sido injustificadamente manchado de las maneras mas viciosas, y ahora una novela popular solo ha empeorado las cosas . Pero siempre hay un método para la locura de Satanás: al destruir la reputación de Maria magdalena el cree que puede destruir al señor también . Al convencer al as personas de que Jesús era un mero mortal y /o que el tuvo una relación física con una mujer, el puede mantener a los no creyentes aprisionados en su reino de las tinieblas para siempre. 

Por consiguiente , aquí hay otro intento por corregir el registro: ¿quién era Maria Magdalena ? ¿por qué que es ella importante ? ¿qué dice la escritura acerca de ella . y que no dice ?. Puesto que Mateo es el primer libro del nuevo testamento, Maria aparece primero allí en 27:56 después que Jesús exhalo su espíritu en la cruz:. Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos , las cuales seguido a Jesús desde Galilea , sirviéndole entre las cuales estaban Maria Magdalena , Maria la de Jacobo y de José y la madre de los hijos de Zebedeo. El nombre Magdalena se refiere al pueblo natal de Maria , Magdala ( del hebreo para “torre”) cerca de Tiberias Galilea , unas cuidad sumamente adinerada pero corrupta notable por sus textiles de lanas y tinturas. El texto infiere que estas mujeres tenían medios financieros para proveer para Jesús cuando el ministraba en Galilea . por lo tanto , Maria Magdalena probablemente tenia dinero . el erudito herbert Lockyer se refirió a ella como una mujer de alta posición y circunstancias confortables , . ninguna parte del texto dice que ella era prostituta “no hay ni una pizca de evidencia genuina para sugerir una reputación tan mala “ . 

Y ella viajaba en buena compañía. “Maria la madre de Jacobo y José “ era mujer de Cleofás a quien el salvador resucitado encontró en el camino a Emaus (Jn19:25 Cf. Luc 24:13,18) la madre de los hijo de Zebedeo era Salame , la hermana de la virgen María y la madre del apóstol Juan , su primo. Cuando Jesús miro desde la cruz y le dijo a Juan para que cuidara de su madre- la tía del apóstol (Juan 19:27) .La escritura dice que el apóstol Juan inmediatamente “ y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”(v.27), lo cual explica porque ella es mencionada entres las mujeres ante la cruz en Juan 19:25 pero esta ausente de las otros Evangelios cuando Jesús realmente murió. Claramente, Maria Magdalena era una amiga cercana de la madre del señor, su hermana salome, y la esposa de Cleofás- todas mujeres ancianas. 

Nada en el texto sugiere que ella era más joven que ellas. De todo lo que sabemos, ella la edad de la madre de Jesús y había criado hijos .la escritura no menciona su edad. No comenta su parecer. No dice si estaba casada o tenia una familia. Ni explica una sola pizca de apoyo a la teoría de que ella era una mujer joven bonita, a quien el señor hallo atractiva, mucho menos la blasfemia de que él tuvo una relación física con ella. Pero si dice que los doce apóstoles y ciertas mujeres viajaban con Jesús a medida que el predicaba del reino de Dios. Estas mujeres habían sido sanadas de espíritus malos y enfermedades- Maria llamada magdalena, fuera de quien habían salido 7 demonios , y Juana la esposa de chuza intendente de herodes, y Susana y muchas otras mujeres que servían a Jesús con sus bienes (Luc 8:2-3) . Maria obviamente le había dado su vida cristo después que fue sanada, fielmente siguió al señor, ayudaba a financiar su ministerio, como lo hicieron las otras mujeres. 

Pero los incrédulos forjan hacia adelante, determinados a destruir su reputación y hasta inferir que ella tuvo una relación ilícita con Jesús o, como la novela de Dan Brown el código Da Vinci pretende , se caso con el y el tuvo sus hijos. Algunos usan Juan 20:1-17 para apuntalar sus argumentos. Ese pasaje dice que Maria vino a la tumba estando oscuro, no pudo encontrar a Jesús , lloro, luego lo vio de pie allí. El menciono su nombre; ella lo reconoció; y Él le dijo,”No me toques”(v.17).Estos pocos versículos no establecen un caso, particularmente cuando en el evangelio de mateo dice que ella fue con la otra Maria la esposa de Cleofás 28:1 marcos dice que ella fue con la esposa de Cleofás y Salome (Mar 16:1-2 ) y Lucas dice Juana la esposa de Cleofás y otras mujeres que también estaban allí ( Luc 24:10). Erudito bíblico Alfred Edershaim explico: El informe de ella a pedro y Juan (Jn20:2) nosotros no sabemos donde lo han puesto, infiere que ellas no habían ido sola a la tumba...si que había dos grupos de mujeres o no que salieron de diferente lugares para reunirse en la tumba, la figura prominentes entre las mujeres entre ellas era Maria Magdalena – como prominentes entre las mujeres piadosas así como Pedro e staba entre los Apóstoles. 

Ella parece ser la primera en haber llegado a la tumba. Más importante, sin embargo, era que María de Magdala fue la primera persona que vio al salvador resucitado . y allí está el problema. Hay poco que Satanás odia más que la verdad de la resurrección del Hijo de Dios. Es la resurrección lo que sello su perdición, lo despojó de su poder de la muerte, y garantizó su tormento sempiterno en el Lago de Fuego y Azufre Heb2:14-15 Apo.20:10. por consiguiente, él ha pasado milenios usando toda artimaña en su bolsa para desacreditar a María Magdalena. 

Esta mujer de Dios, devota, comprometida, fiel, se ha vuelto un objeto de las mentiras del maligno y la odia porque ella recibió el privilegio sin paralelo de ser la primera persona en testificar de la resurrección corporal de Jesús el Mesías y, por lo tanto la derrota de Satanás. Tristemente, muchas personas se han tragado las mentiras de Satanás. Y a medida que el mundo se degenera, el numero de ellas aumentará. Pero vendrá un día cuando la reputación de María será reparada totalmente, y ninguno podrá ver la “grieta” que Satanás fabricara. En ese día, todos estarán demasiados ocupados mirando, como ella lo hizo primero, al salvador resucitado:”para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de lo que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra".

DEBORA: UNA MUJER VALIENTE E INSUMISA

Débora es Ia Juana de Arco de la asombrosa historia de Israel. Israel cayó repetidas veces en la idolatría. En estos períodos había perdido todo sentimiento de conciencia nacional y habría renunciado a su prestigio y honor. Pero tenía también una resistencia y una elasticidad que le permitía recobrarse como ninguna otra nación. Se recobraba totalmente de lo que parecía una desintegración espiritual y política. Esta capacidad de renacer de sus cenizas era un don de Dios. Que Dios tenía destinado que Israel tenía que restaurarse, se hace evidente de modo perfecto cuando consideramos la historia de Débora y los días en que vivió.

Casi todos los llanos de Palestina habían ya sucumbido a la fuerza de los cananeos. Jabín, el rey de éstos, residía en Hazor y dominaba a Israel por medio de sus fuerzas armadas. Tenía un potente ejercito, especialmente temido por sus novecientos carros herrados. En contra de ellos los esfuerzos de la infantería eran inútiles. En consecuencia la gente de Israel que poblaba la tierra baja tenía que pagar tributo a Jabín. Vivían en condiciones de servidumbre. Sólo la gente de las regiones montañosas habían conservado su libertad, simplemente porque los carros de guerra de Jabín no se adaptaban al terreno montañoso. Los que vivían en las regiones de montañas como Efraín, poseían todavía una cierta organización, y habían resistido heroicamente.

La esposa de Lapidot, que vivía debajo de una palmera, entre Rama y Betel, en tierra de Efraín, los había inspirado a esta resistencia. Su nombre era Débora, y la llamaban «la madre de Israel». Era astuta, denodada y tenía el don de la profecía y del canto. Les recordaba a sus compatriotas en las montañas la historia de la liberación de Egipto, el paso por el Sinaí, y les profetizaba días mejores en el futuro. Como juez, administraba justicia y les daba consejos. Su reputación era sólida y les inspiraba confianza. Con la ayuda de Barac organizó un ejercito pequeño permanente entre el pueblo. Entrenó e inspiró al jefe de este ejercito, Barac, y le dio instrucciones en la forma en que debía presentar batalla a Sisara, el general del ejercito de Jabín. Su capacidad militar era evidente, y lo prueba que Barac requiriera de Débora que ella le acompañara a la batalla.

Se alistaron diez mil hombres de Neftalí y Zabulón, y los estacionó en el monte de Tabor. Débora dirigió destacamentos que se apoderaran de los pasos en las montañas. Conocía a Jabín y su altivez, y sabía que entraría en el valle del Kisón, terreno sumamente peligroso entonces para los carros herrados, por ser la estación de las lluvias.

Todo sucedió como ella había previsto. Barac estaba esperando en la ladera del Tabor. Los otros bloqueaban los pasos hacia la región del norte. Barac descendió del monte con sus hombres. Sisara se hallaba en el valle de Kisón. Dios envió una tormenta de truenos y relámpagos que desbarató completamente las filas de Jabín. Las huestes de Barac se lanzaron contra el ejercito en desorden de Jabín y los carros acabaron arrastrados o atascados en el turbulento Kisón. La derrota de Sisara fue completa. El mismo pereció en su huída en manos de una mujer, mientras descansaba agotado en una tienda.Dios llevó a cabo una gran victoria a través de una mujer. Barac contribuyó a la misma, pero las alabanzas no recayeron sobre el. Débora era poderosa porque la movía el Espíritu del Señor. De El recibía su inspiración y el fuego de su corazón. Su heroísmo se contagió a todos aquel día.

Aún hoy Dios elige a alguna mujer e implanta en ella del temor de su nombre. La nombra «madre de Israel». De ella irradia inspiración y despierta a los que duermen, para que la luz de Cristo los ilumine.

PELEA POR TU COSECHA


Debes ser un buen sembrador y cosechador que honre al Señor con los frutos de su esfuerzo.

La Biblia habla más de problemas económicos de lo que pensamos. Abraham, Moisés y Job sufrieron escases; los seguidores de David eran perseguidos por sus acreedores y Caín asesinó a su hermano Abel por envidia de la ofrenda que dio. La Palabra nos demuestra cómo el Señor levanta financieramente a Sus hijos sin necesidad de bancos y bolsa de valores. Si nuestra esperanza estuviera depositada en Él, seríamos prosperados rápidamente. Atrévete a dar grandes pasos de fe hacia la prosperidad.

La batalla por cosechar

Joel 3: 10 dice: Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy.

Debes ser fuerte en el Señor y proclamarlo con seguridad. En ese tiempo, la situación económica era grave. Las plagas habían acabado con todos los cultivos. Dios pidió a los sacerdotes y ministros que se vistieran de luto porque había cesado la ofrenda. Eso era vergonzoso pero la promesa fue de restitución. Muchas veces sufrimos vergüenza en medio de una situación económica difícil, los cobradores te llaman, los socios hacen fracasar algún negocio y los clientes se niegan a pagar, sin embargo el Señor ofrece limpiar tu nombre para que recuperes la dignidad.

El mandato fue claro, había que convertir los instrumentos de labranza en espadas para luchar por la cosecha. Ya no era tiempo de siembra sino de guerra. Las cosechas son batallas a ganar. Muchos han sembrado pero no saben pelear por su cosecha. Todo se cultiva, ahora se habla hasta de siembra de productos del mar, los camarones y tilapias se cosechan en granjas. Incluso la vida humana se siembra a través del esperma que fecunda un óvulo. Las madres pelean por sus hijos desde el primer aliento de vida dentro de ellas.

El tiempo de la cosecha

Juan 4:35 recuerda: ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.

Lo primero que debemos saber para cosechar es identificar el tiempo idóneo. No podemos recoger la semilla que no ha germinado como tampoco debemos dejar que el fruto se pudra sin aprovecharlo. Génesis lo dice claramente, hay un tiempo para sembrar y otro para cosechar, como hay invierno y verano, tiempo para vivir y morir.

La Palabra dice que la mies es mucha y los obreros pocos. Si sabemos sembrar también debemos saber cosechar porque hacen falta personas que sepan hacerlo. Cuando la semilla y la tierra son buenas, la cosecha es segura y el Señor es proveedor de excelente materia prima para la siembra.

Un amigo hizo que pusiera mi atención en el proceso de cosecha y me enseñó. Debemos estar pendientes de notar el tiempo adecuado y aprovecharlo. Él me decía que cuando veía que un cliente le aceptaba alguna cotización o que alguien le pagaba sin protestar, tomaba ese momento como una oportunidad de cosecha e iniciaba un trabajo intenso. Llamaba a quienes le debían, enviaba más cotizaciones y promocionaba nuevos productos. Hacía todo lo necesario por recibir lo que había sembrado con esfuerzo, sin falsa humildad o religiosidad. Si has sembrado es justo que recoja fruto. No tengas miedo, toma el arma y pelea por tu cosecha. Los agricultores compran su carro último modelo con el ingreso de su cosecha. Saben invertir en tierra y semilla porque están pensando en lo que obtendrán. Nada es casualidad, se preparan y siembran bien para recibir un beneficio.

En tiempos bíblicos se celebraba la fiesta de las primicias al recoger la primera cosecha. De esa forma se bendecía el resto que estaba pendiente. Es tan importante cosechar que la fiesta era en ese momento y no al sembrar. La Palabra dice que por cada pecador que se convierte hay fiesta en el cielo. Imagino que si el convertido era realmente malo, incluso el diablo celebra porque ni en el infierno lo querían. El Señor desea que celebres y te alegres porque de esa forma le das la honra que merece. Cuando recibas tu cosecha haz una fiesta y muestra lo que has obtenido con tu esfuerzo.

Aprende a reconocer tu cosecha. Si has sembrado en tu esposo y él te da evidencias de arrepentimiento, no te hagas la difícil y muestres desconfianza, demuestra tu inteligencia y recíbelo con palabras de afecto para que la cosecha no se pierda. El Señor dice que levantes tus ojos porque la cosecha está lista y debes recogerla.

En lo poco y en lo mucho

En 2da. de Samuel 23:11-12 lemos: Después de éste fue Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se habían reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos. El entonces se paró en medio de aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria.

Este hombre peleó por su terreno aunque fuera pequeño. Demostró ser buen sembrador y excelente cosechador. Si no luchas por lo pequeño, tampoco lo harás por lo grande, no menosprecies lo que tienes y aprende a sacarle partido. Si eres fiel en lo poco serás puesto sobre mucho. El Señor al principio da poco para probar tu fidelidad. En Casa de Dios siempre fuimos fieles, tanto en la galera donde nos congregábamos en los primeros años como en el templo que tenemos ahora y de igual forma lo haremos al terminar de construir Ciudad de Dios. Hemos sido buenos sembradores y cosechadores que honramos a nuestro Padre y proveedor. Donde sea que estemos somos eficientes y hacemos las cosas bien.

La Palabra habla de lentejas. Estas legumbres tienen las calorías y proteínas necesarias para que nuestro cuerpo funcione bien. Este hombre defendió la energía que el pueblo necesitaba durante la batalla. Su victoria fue importante, así como la tuya cuando luchas por recoger la cosecha que proveerá a lo que te acompañan.

Nunca te avergüences de cosechar, no importa si es mucho o poco, deja la falsa humildad y reconoce que das para recibir porque Dios lo hizo de la misma forma. Nos amó y por eso le amamos, envió a Su hijo porque quería atraernos a Su familia, Jesús derramó Su sangre esperando que nos convirtiéramos. Espera que le demos porque Él nos dio primero. De igual forma nosotros amamos esperando ser amados porque nadie se casa con alguien que no ama. Todos esperamos fidelidad y provisión como resultado de dar lo mismo. Yo siembro en mi esposa todas las palabras de cariño que puedo porque me gusta recibirlas. Una mujer sirve a su marido porque espera provisión y respeto. Ninguna se casaría con un vago que no le retribuya el amor y atención que recibe. Esto no significa que seamos egoístas o interesados, simplemente sembramos para cosechar como un ejercicio de fe necesario y bueno.

Cosechar es un honor

Proverbios 10: 4-5 comparte: La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece. El que recoge en el verano es hombre entendido; El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.

El Señor nos provee de semilla, tierra y lluvia para que podamos sembrar y cosechar. Si lo tienes todo, debes aprovecharlo y hacer la parte que te corresponde. Siembra y cosecha. Él hizo lo imposible, ahora tú debes hacer lo posible y completar el proceso.

Prepárate y busca instruirte para ser un cosechador eficiente. No desperdicies las oportunidades porque esa actitud avergüenza al Señor. Pídele sabiduría para saber reconocer el tiempo adecuado y recoge tu cosecha sin temor. La única forma de no recibir es dejar de dar. Pelea la batalla de tu cosecha para Su honra y gloria.